Disidencias reclutan menores con promesas falsas de pago, advierte el mayor general Rodríguez
Violencia en El Plateado, Cauca: grupos armados usan niños para transportar explosivos. General denuncia grave situación de orden público.
En medio de la creciente violencia en el corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia, Cauca, el mayor general Erick Rodríguez Aparicio, comandante del Comando Conjunto N.º 2, denunció en declaraciones a La FM de RCN qué grupos disidentes están utilizando a niños para transportar explosivos con el objetivo de atacar a las tropas desplegadas en la región. Esta grave situación, que ha sido confirmada tanto por la población local como por las autoridades militares, pone en evidencia la crítica situación de orden público que atraviesa esta zona del país.
"Denuncia que interpone nuestras oficinas de soporte jurídico operacional para adelantar y dejar evidencia de lo que están haciendo, no solamente el empleo de los niños", declaró el general Rodríguez Aparicio, subrayando que las disidencias han recurrido a esta táctica inhumana en su intento de repeler la presencia militar en la región.
Asimismo, el general indicó que estos grupos armados no tienen ningún respeto por la niñez " lo primero es tener claro siempre y no dudar de con quién estamos tratando, tanto las disidencias de 'Iván mordisco' como la segunda Marquetalia, el ELN y el clan del Golfo no tiene ninguna consideración y respeto por la vida humana y por tan poco por nuestra niñez"
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Rodríguez también detalló que, durante los operativos recientes , se encontraron grandes cantidades de explosivos ocultos en viviendas dentro del casco urbano, lo que muestra la capacidad de estas organizaciones armadas para operar dentro de las comunidades locales. "Una gran cantidad de explosivos fueron hallados en medio de unas casas dentro del casco urbano el segundo día de la ocupación", señaló.
La violencia no solo se ha dirigido contra las tropas, sino también contra la población civil. Rodríguez Aparicio narró un incidente en el que, tras la ocupación militar, un grupo de personas provenientes de San Juan de Mechengue se aglomeró en el parque con la aparente intención de enfrentarse a las fuerzas militares. Sin embargo, lo que siguió fue un ataque con granadas que dejó a ocho personas heridas. "Lo que sucedió es que, como no hubo nada, les lanzaron las granadas a la población, resultado de lo cual ocho personas resultaron heridas", explicó el general.
El comandante también destacó el aislamiento histórico de la región, específicamente el Cañón del Micay, una zona desconectada del resto del país. "Cuando miramos la historia, el Estado colombiano no ha llegado al Cañón del Micay. Nosotros, como país, tenemos que identificar qué nos está pasando para empezar a hallar las soluciones", afirmó, señalando que el acceso limitado y la falta de inversión han dejado a esta área a merced de economías ilegales como el narcotráfico y la minería.
Rodríguez Aparicio explicó que la región tiene dos vías de acceso principales, ambas en condiciones difíciles: una desde Argelia, que toma alrededor de siete horas para recorrer una distancia relativamente corta, y otra desde el norte, por Popayán. "Es un área desconectada del territorio nacional", describió.
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La falta de presencia estatal y la ausencia de oportunidades económicas han permitido que las economías ilegales, como la producción de coca y la minería ilegal, florezcan desde la década de los 80. "Esas economías ilegales han florecido de una manera tan fuerte (...) los grupos armados organizados encuentran un paraíso allí", comentó el general.
Finalmente, Rodríguez Aparicio denunció el método utilizado por los grupos disidentes para reclutar a menores, prometiéndoles sueldos que no cumplen. "El reclutamiento de los combatientes siempre los ofrecen un millón de pesos mensuales, pero les pagan el primer mes y después quedan en condiciones de esclavitud, siendo combatientes metidos dentro de la estructura, y no se pueden escapar porque sus familias viven dentro de las áreas de influencia", explicó, dejando en claro el círculo de violencia y opresión en el que caen los jóvenes reclutados.