En Puerto Berrío, Antioquia, adoptaron cadáveres de personas desaparecidas por conflicto armado
Habitantes de ese municipio, incluso, piden milagros.
Entre los años 1998 y 2004 al río Magdalena fueron lanzados los cuerpos de miles de personas que fueron asesinadas en medio del conflicto armado colombiano.
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Muchos de los cadáveres fueron recuperados por los habitantes que los trasladaron al cementerio de 'La Dolorosa', los adoptaron, les pusieron nombres, los protegieron y cuidaron sus tumbas. Muchos de los pobladores decidieron incluso pedir milagros.
Una de las personas que adoptó a un cuerpo no identificado que apareció en el río Magdalena en el año 2003 fue Carmen Rúa, quien señaló que consiguió un milagro.
“Yo estaba pasando por cierta situación personal y usted sabe que la fe mueve montañas. Entonces me vine para el cementerio y aunque muchos ya estaban escogidos, yo lo encontré a él. Le dije que si me ayudaba a resolver mi problema lo sacaba de ahí y lo pasaba a un osario para protegerlo”, contó.
Según manifestó, al cabo de doce meses obtuvo si milagro y decidió que era momento de cumplir la promesa de comprar un osario para el cuerpo no identificado que había ayudado a conseguir lo que tanto anhelaba.
Mientras estaba adelantando los trámites para el traslado de los restos, el sepulturero del cementerio le comentó que en el osario podía ubicarse otro cuerpo y que en el pabellón de caridad había otro N.N. que no había sido adoptado.
También le explicó que si no era preservado el cuerpo sería dispuesto en el osario común y ahí se perdería. Al escuchar esto Carmen decidió rescatar a ese cuerpo e incluirlo en el osario en el que a los dos los nombre como “N.N. José”.
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La adopción y el cuidado que brindaron los habitantes de este municipio antioqueño a los cuerpos arrastrados por el río Magdalena ha permitido la conservación de los mismos.
La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas reveló también que “el traslado constante de cuerpos sin identificar dentro del camposanto por parte de la comunidad, así como darles un nuevo nombre, también ha generado dificultades para determinar su localización, posterior recuperación, identificación y entrega digna a sus familiares”.
Durante lo corrido de este año la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) ha recuperado y entregado al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses 43 cuerpos del cementerio La Dolorosa, que podrían ser personas desaparecidas con ocasión de la violencia armada.
Luego que el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) le solicitara al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición garantizar la protección de los lugares en los presumiblemente se encontrarían restos de personas desaparecidas a la fuerza, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), impuso una medida cautelar sobre este cementerio.
Desde febrero de este año se han realizado tres intervenciones en la primera de ellas se reubicaron y protegieron 416 cuerpos que permanecían en las celdas de custodia del campo santo.
Posteriormente, la Unidad de Búsqueda analizó los cadáveres y descubrió que 104 podrían ser víctimas de desaparición forzada dentro del conflicto armado, entre ellos se han logrado recuperar 43 cuerpos.
Carmen Rúa, una de las mujeres que adoptó cadáveres en Puerto Berrío, anhela saber acerca del paradero del cuerpo.
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“Para mí la mejor forma de agradecer el favor recibido es ayudar a que los cuerpos sean encontrados por sus familias. Yo sé lo que es buscar a un familiar. A mí me gustaría que si alguien tiene información de mi hermano desaparecido me pudiera ayudar a encontrarlo, así como yo lo estoy haciendo en este momento”, dijo.
La directora de la Unidad de Búsqueda, Luz Marina Monzón Cifuentes, destacó la importancia de la adopción de los cadáveres de las personas desaparecidas.
“En ese proceso, las personas que han adoptado cuerpos no identificados juegan un papel muy importante porque probablemente resguardaron a quienes fueron víctimas de desaparición y a quienes sus familias estarían buscando”, aseguró.