General (r) Torres acepta responsabilidad en los falsos positivos: "Asumo con vergüenza"
Así lo señaló el oficial retirado durante la audiencia de la JEP en Yopal.
En el segundo día de la audiencia de reconocimiento de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP), el general (r) Henry Torres Escalante aceptó su responsabilidad por las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por la fuerza pública en Casanare.
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Escalante fue comandante de la Brigada XVI en Yopal. El oficial, a su vez aceptó que pagó 45 millones de pesos para cambiar versiones en la justicia ordinaria.
Durante Audiencia de Reconocimiento de la Verdad de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) el mayor general (r) Henry William Torres Escalante, quien fue comandante de la XVI Brigada del Ejército Nacional en Casanare entre diciembre de 2005 y junio de 2007, reconoció su máxima responsabilidad en los más de 300 casos de falsos positivos en Boyacá, Casanare, Arauca y Meta, y admitió ser autor de los delitos de homicidio en persona protegida, desaparición forzosa de personas y crímenes de guerra de homicidio.
Aseveró que el hecho de que no estuviera al tanto de los detalles de la planeación y ejecución de las muertes, no lo eximen de su responsabilidad.
"Soy el responsable por todas estas muertes, no porque las haya ordenado... pero sí tenía indicios de que se podían estar cometiendo algunos crímenes", dijo el General en retiro.
A su vez admitió que ejercía constantes presiones a los hombres que estaban a su mando, con el propósito de que dieran resultados operacionales o muertes en combate.
"Mi reconocimiento y responsabilidad se fundamenta en las presiones permanentes que realizaba a mis subordinados, siempre exigiendo resultados operacionales, dando prelación a las bajas y muertes en combate", manifestó.
Entre tanto, señaló que "en varias ocasiones se presentaron varias muertes en combate o resultados operacionales, previo a los levantamientos me manifestaban que no aparecieron las armas. Posteriormente al hacer el levantamiento ya tenían armas y yo nunca dije nada, me volví un alcahueta de esas muertes ilegales".
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Además resaltó que dichas presiones provenían desde el entonces comandante del Ejército; general Mario Montoya y el comandante de la cuarta división; general Guillermo Quiñonez.