Habitantes en Mesetas (Meta) no tienen tranquilidad por constantes temblores
Más de 120 réplicas se han registrado luego del temblor de tierra de 6.2 grados de intensidad, cuyo epicentro de ubicó en esta localidad.
Era 24 de diciembre y las familias en Mesetas (Meta) se preparaban para la noche de Navidad. Muchos empacaban regalos, otros preparaban la cena, la natilla y los buñuelos, sin imaginar que las 2:04 minutos de la tarde marcaría un episodio angustiante en la historia reciente de este municipio:
Un temblor de 6.2 grados de intensidad, que sacudió gran parte del país, tenía origen en esa zona. Julio León, habitante de ese municipio, recordó esos momentos.
"Al comienzo fue algo muy preocupante, no solo para mí y los que estamos en este lugar, sino para todos los habitantes del municipio. Fue algo extremadamente fuerte que jamás habíamos vivido", dijo.
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Unos quince minutos más tarde, otra réplica amenazaba la tranquilidad del municipio; este otro fue de menor magnitud pero se sintió igual de fuerte y esta vez generando más temor.
De inmediato, las autoridades iniciaron labores de barrido para identificar las consecuencias de dichos movimientos de tierra.
Ninguna persona del vecindario presentaba lesión alguna, ni había sido más que un gran susto. Sin embargo, diferentes viviendas y edificaciones sufrieron agrietamientos en sus estructuras, incluso la estación municipal de policía.
Ya nada podía ser igual: los nervios, el temor y la incertidumbre le restaron importancia a la Navidad. Luego de varios días se siguen registrando réplicas, más de 120 hasta la fecha, según el reporte del Sistema Geológico Colombiano.
La vida de los mesetenses cambio por completo, los días para ellos ya no son los mismos, viven prevenidos y temerosos.
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"Eso es una tensión muy fuerte, mantiene uno muy asustado. La gente duerme afuera y cada que hay réplicas, todos salen, la gente se desmaya, llora y grita. Los niños están muy asustados", expresa Blanca González con la voz cortada.
Muchos de ellos han optado por dormir en las calles, en sitios abiertos, por temor a que sus viviendas se le vengan encima. Lo propio hizo Jesús Antonio Camacho, un humilde adulto mayor que prefiere salvaguardar la integridad de su familia.
"Las paredes de esta casita que yo tengo aquí no tienen vigas de amarre, entonces la onda sísmica que hubo agrietó las paredes. Nos da miedo quedarnos ahí que de pronto haya otro temblor y nos caiga una pared encima; para evitar eso estamos durmiendo en un camping", contó Jesús.
La única petición que tienen los habitantes de este municipio para el año nuevo es que cesen estos movimientos telúricos que los han tenido intranquilos y temerosos. Que todo regrese a la normalidad para recibir de la mejor manera el 2020.