La lujosa finca de Rodríguez Gacha se convirtió en un albergue para perros
Varias propiedades avaluadas en 860 mil millones de pesos, hicieron parte del patrimonio del extinto capo.
En medio de una persecución cuando se encontraba en el municipio de Coveñas (Sucre), el 15 de diciembre de 1989 murió abatido por la fuerza pública, José Gonzalo Rodríguez Gacha, mejor conocido como El Mexicano y con él, terminó la violenta historia del jefe militar del Cartel de Medellín.
Treinta años después de la caída del narcotraficante, en Pacho (Cundinamarca) municipio en el que nació, aun vive la memoria del que fue considerado uno de los hombres más ricos del mundo. Su famosa finca Cuernavaca, hoy en ruinas, es un albergue para perros de calle.
La declarada guerra entre el Cartel de Medellín contra el Estado, había mostrado el poder que tenían los narcotraficantes para hacer daño. Una de las cabezas visibles de la organización era Gonzalo Rodríguez Gacha. Un hombre quien después de haber sido mesero, ayudante de bus y comerciante en el sector de San Victorino en Bogotá, amasó una fortuna considerada en su momento, como una de las más grandes del mundo.
El primer cargamento de marihuana que coronó Rodríguez Gacha a mediados de la década del 70, fue enviado a México, país cuya cultura admiraba. Ser uno de los determinadores de varios atentados, asesinatos y ataques, además de su participación en la conformación del paramilitarismo en Colombia, lo convirtieron en un objetivo de alto valor para las autoridades. Por su cabeza, vivo o muerto, ofrecían una recompensa de mil millones de pesos en esa época.
A las 2 de la tarde del 15 de Diciembre de 1989 y en medio de un operativo por aire y tierra, las fuerzas armadas terminaron con la persecución que intensificaron durante al menos 3 años, ocasionando una baja importante para el Cartel de Medellín. El presidente Virgilio Barco, notificó al país del abatimiento de El Mexicano.
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El pueblo en el que nació El Mexicano, 30 años después
¿Que pasó en los últimos 30 años en Pacho, tras la muerte del Mexicano?
Llegar al municipio de Pacho, ubicado a dos horas y media de Bogotá, treinta años después de la caída del hombre que en su momento fue motivo de respeto, miedo e incluso veneración, es encontrar que aún en la memoria de los pachunos está El Mexicano.
Juan Manuel Soto, fue muy cercano al narcotraficante y asegura que su intención era la de ayudar a los que como él tuvieron un origen humilde. Dice que “era muy importante en este pueblo, porque ayudaba mucho al pobre y él quería sacar adelante a este municipio”.
Sonora y Mazatlan, otras dos de las muchas fincas y propiedades de El Mexicano, aún siguen en pie en su municipio. En la hacienda Chihuahua y con algunas fotos de hace tres décadas, permanece intacta la pesebrera que fue construida exlusivamente para Tupac Amarú, el caballo que Rodríguez Gacha compró por un millón de dólares.
Una enorme iglesia y un bar en la plaza central, además de la Plaza de Toro y otras edificaciones, recuerdan también su nombre.
“Para nadie era un secreto que el narcotráfico era un negocio de él y con eso fue que él colaboró muchísimo a la gente pobre que lo necesitaba, especialmente niños”, añade Soto.
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Una fortuna en ruinas
En contraste con la opulencia en la que vivió El Mexicano hace 30 años, hoy la famosa hacienda Cuernavaca, en donde el capo pasaba la mayor parte del tiempo, la está consumiendo la manigua. Lo que era el baño turco y el jacuzzi parece que hubiese sido escenario de una explosión y la piscina acumula agua con musgo y otras plantas.
El lugar es ocupado hoy por una fundación que rescata perros de las calles y en lo que antes eran las habitaciones en donde descansaba el poderoso narcotraficante, hoy duermen los animales.
Santiago Vivas se encarga de cuidar los perrosen ese lugar y asegura que a veces observa los huecos que un día excavaron buscando los millones de dólares que El Mexicano supuestamente enterró. Sin embargo, dijo que “no se ha sacado nada, porque no han encontrado nada".
Entre tanto,en la bóveda R03 del cementerio de Pacho yacen los restos de siete personas entre las que están los padres de El Mexicano, su hijo, el piloto que volaba el avión en el que enviaba los cargamentos de droga al exterior y el propio capo. Ya pocos visitan la tumba.
“No representa nada ya para el municipio de Pacho y para el país, las casas y las propiedades muy bonitas, porque con esa cantidad de plata que tenía, pero en si para el municipio no hubo nada bueno”, asegura Vivas.
En la localidad están preparando una cabalgata este fin de semana en memoria del extinto narcotraficante. La mayoría de pachunos dicen que quieren superar el pasado y hacer que su municipio sea reconocido por su naciente industria turística y olvidar que un día fueron también la sede desde donde se dirigió una guerra sin cuartel.