¿Qué pasa con los niños huérfanos de mujeres víctimas de feminicidio?
En Colombia, actualmente, no existe una legislación que oriente sobre la atención diferencial que necesitan estos menores.
Cada año, decenas de niños en Colombia quedan en la orfandad total a causa del feminicidio, un fenómeno social que, de acuerdo con las cifras, aumenta cada día. Y pese a que el Estado ha articulado ciertas rutas de atención contra este delito, aún no se les ha prestado el interés necesario a estos menores.
Al respecto, consultamos al comunicador e investigador social Yeiver Rivera, autor del libro 'Ni una más Ni una menos, la ruta al feminicidio', para conocer el porqué es importante que en Colombia se cree una legislación enfocada a los menores huérfanos, de víctimas de femicidios.
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"En julio de 2015 se promulgó y entró en vigencia la Ley 1761, o ley Rosa Elvira Cely, la que declara el feminicidio como un delito autónomo y tipifica los asesinatos de mujeres con exacerbado odio, como un ataque que no se debe juzgar simplemente como homicidio", explica Rivera.
El investigador señala que, a partir de esta legislatura, "se creyó que el fenómeno disminuiría pero, contrario a lo que las autoridades y sociedad en general imaginaron, los hechos cada vez son mayores en número, crueldad, salvajismo y misoginia".
Sin embargo, advierte que en la redacción de la ley no se tuvo en cuenta a los menores de edad que quedan en la orfandad por feminicidio a sus madres, que en muchas oportunidades son asesinadas por los propios padres de los menores.
"Muchos de los lamentables hechos, ocurren dentro de las relaciones de pareja y son sus propios padres quienes asesinan a sus progenitoras lo que conlleva a que la madre y cuidadora por excelencia termine en el cementerio y el padre en la cárcel”.
El investigador afirma que estos menores en ocasiones pasan al cuidado de abuelos, tíos, primos, padrinos u otros familiares; sin embargo, muchos de ellos no cuentan con los recursos económicos para su sostenimiento y tampoco pueden realizar un acompañamiento terapéutico con profesionales idóneos que les ayuden a sobrellevar la pérdida, no solo de su mamá sino también asimilar el hecho de que su papá sea el asesino.
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“El feminicidio, en estos aspectos, contempla una doble tragedia para la sociedad. No solamente es la pérdida de una nueva mujer, que de por sí ya es un hecho doloroso y aberrante, sino el desamparo en el que quedan sumidos sus hijos, quienes, al no contar con la protección del Estado, tampoco tienen asegurada una ayuda económica para continuar con su desarrollo social", manifestó Rivera.
El escritor asegura que los menores "se convierten en víctimas directas del delito ya que la protección de sus madres se ha perdido para el resto de sus vidas, conllevando a no tener un desarrollo familiar y social óptimo que ocasionará, muy seguramente, problemas en su entorno familiar, académico y psicosocial".
Actualmente, en la ley 'Rosa Elvira Cely' ninguno de los artículos contempla una ayuda social, económica, terapéutica o de restablecimiento de derechos para los menores. “En el momento de ocurrido un feminicidio todos perdemos como sociedad. Pero los niños son los principales afectados, además de las mujeres asesinadas", indicó.
Y asegura que "tenemos una justicia pasiva que no castiga con celeridad estos hechos y donde la mínima y casi nula capacitación que se debe brindar a jueces, fiscales, autoridades policiales, comisarías de familia y todos quienes están inmersos en la problemática, ha ahondado y redundado en el miedo que está implícito en las mujeres quienes no denuncian para encontrar así justicia y protección o cuando lo hacen se hallan con barreras de acceso a la misma por el mismo desconocimiento de los funcionarios".
Asimismo, la impunidad de más del 90% de los casos es otro de los problemas gravísimos, ya que se está mandando un mensaje errado en el que se señala que se puede seguir asesinando a las mujeres y nada pasará, porque la justicia es inoperante ante estos hechos.
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En 2017, 940 mujeres fueron asesinadas en el país y hasta agosto de 2018, según Medicina Legal, 645 mujeres fueron asesinadas en el país. En muchos de estos hechos, tipificados como feminicidios, han quedado menores de edad huérfanos.
Lo que sí es claro, para el autor del libro, "es que los niños se han convertido en personas invisibles para el Estado y la sociedad en general, quienes únicamente ven y se alarman ante el aberrante hecho del feminicidio, pero que desconocen y olvidan a las víctimas directas quienes quedan proclives a crecer en espacios no adecuados para su desarrollo".
Rivera hace una invitación al Estado, "para que de manera urgente adopte políticas reales de ayuda y protección. Si no, ¿dónde están los derechos de los niños?, esta es también una forma de violentamiento contra estos derechos".