Vivir con VIH positivo: Cuando el rechazo es más fuerte que el miedo a la muerte
Historias de vida de portadores que se enfrentan al estigma social.
La vida con VIH es todo un reto para los portadores de este virus, uno más temidos en el mundo. Ya sea por ignorancia o desinformación, alrededor de este tema se teje un sinnúmero de mitos, imaginarios e ideas preconcebidas que hacen que la carga para quienes están infectados sea muy pesada.
Muchos asocian al VIH con la muerte y la promiscuidad sexual. Sin embargo, se trata de un virus que, si bien puede resultar mortal, no implica que no se pueda llevar una vida normal con él.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el VIH no es una enfermedad, sino un virus que si se desarrolla puede derivar en el SIDA, un síndrome que afecta las defensas, haciendo que hasta un resfriado pueda resultar letal. Llegar a este punto puede ser un proceso rápido, muy lento o posiblemente nunca se dé.
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Pese a esto, la vida de quienes reciben un diagnóstico positivo puede convertirse en una verdadera pesadilla al principio. Pero de a poco, aprenden a vivir con su condición y llevar una vida lo más tranquila posible.
El rechazo laboral
Daniel Matamala es un joven emprendedor a quien la noticia de ser portador del virus le cayó como un baldado de agua fría: “Vivir con VIH al principio fue muy difícil, a uno le entregan el diagnóstico y queda en un limbo porque nunca ha pasado por una situación similar".
Pero su mayor temor era encontrar trabajo. A su corta edad no tenía una fuente de ingresos fija, y su nueva condición aparecía como un nuevo obstáculo. Después de todo, un empleador pensaría que no sería rentable contratar a alguien con una enfermedad grave:
"Cuando recibí el diagnóstico supe que iba a ser muy difícil el tema laboral. Justo en ese momento no tenía trabajo y esto se sumaba a la lista de preocupaciones. Sentí que mi vida se iba a desquebrajar", asegura Matamala.
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A menudo quienes tienen VIH se deben enfrentar a este tipo de rechazo laboral, por lo que optan por no revelar nunca su condición. Otros, como Matamala, prefieren emprender sus propios proyectos:
"La idea de que mi vida no iba a ser normal comenzó a desmoronarse cuando empecé a sacar mis proyectos adelante, a conocer más sobre el tema, la ignorancia quedo atrás y así mismo esa estigmatización que yo también había hecho se fue para siempre”.
Cuando todos piensan que vas a morir
Charlotte Callejas es una reconocida activista LGBTI que ha desarrollado su carrera en el sector de la salud, incluso ha ocupado cargos públicos. En su caso, también se enfrentó a todo tipo de estigmas, en especial por parte de las personas más cercanas.
“El impacto fue fuerte porque trabajaba en el sector salud y lo primero que una piensa tiene que ver con cuestionarse por qué a mí. En la época en que fui diagnosticada todavía había mitos y prejuicios en relación al VIH y también fue un impacto a mi familia, que automáticamente lo asoció a muerte", asegura.
Es común en estos pacientes ser objetos de expresiones de lástima por su condición, o rechazo por miedo al contagio por vías como la saliva o el contacto físico. Pese a esto, se ha comprobado que este virus solo se propaga por relaciones sexuales o vía sanguínea.
Sin embargo, de acuerdo a Callejas, sí es posible llevar una vida normal: "A mí me han matado varias veces. El tema del VIH y la muerte también es un mito. Llevo 22 años viviendo con VIH de los cuales llevo 10 tomando terapia antirretroviral (usada para que el virus no se desarrolle), pero estoy acá y me siento más viva".
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Y añade: "Hoy en día el VIH es una enfermedad crónica tratable igual que otras. Es un reto, pero también hace que una pueda enfrentarse a la vida y valorarla mucho más".
La dificultad de seguir con una vida amorosa
Por su parte, Carlos Alberto Moreno, quien se desempeña como referente territorial en la Secretaría Distrital de Integración Social, logró superar otro de los mayores miedos de los portadores del virus: tener una vida social y amorosa sana.
A menudo, muchos consideran que tener VIH es un impedimento para tener pareja, dada la incertidumbre de que se desarrolle en SIDA o el miedo a ser infectado en las relaciones sexuales.
Pese a esto, Moreno considera que es posible llevar una vida sentimental: "El mito de no tener una relación no es real. Mi pareja me dio la oportunidad de estar con él, poder continuar con un proceso en el que fui honesto desde el primer día. Ahora seguimos adelante con nuestra vida sin darle mayor relevancia al tema".
Finalmente, comenta: “Para mí, vivir con VIH significa una lucha más de resistencia, romper mitos e imaginarios, demostrarle a la gente con optimismo, resistencia interna y lucha de que sí es posible seguir viviendo, tener pareja, tener familia, tener proyecto de vida, simplemente es como una circunstancia más”.