Escuela de River Plate en Colombia protagonizó incidente
Un encuentro deportivo en Colombia terminó en hechos tan bochornosos como los vividos en la final de la Copa Libertadores.
El jugador avanzaba por la banda izquierda, dominaba el balón y de pronto una falta. El deportista se revolcó en el piso emulando las mejores escenografías de Neymar Jr. “deje de chillar... no le hicieron ni mierda...hptas están haciendo paro... párese que no le hicieron ni un culo...” le gritaron desde la tribuna, cerca de la línea de juego.
Eso fue suficiente para que al lateral se le olvidara que esa era su banda; le daba miedo pasar por allí y que de nuevo le volvieran a gritar los improperios. No estaba acostumbrado a estos. Al final, los tres goles con que el equipo contrario ganó entraron por el sector de la cancha que debía salvaguardar. No paró de llorar y juró que no volvería a jugar al fútbol. Su manager lo abrazó, lo alzó, lo arropó en sus brazos y trató de explicarle al jugador, su hijo de ocho años, que el fútbol no era lo que había pasado en esos 60 minutos en una cancha del municipio de Cota, a donde llegan, madrugados, niños ansiosos y padres ilusionados a competir en los torneos de escuelas privadas de fútbol.
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Esta historia, que ocurrió hace apenas dos semanas, en un encuentro de fútbol de niños de entre ocho y once años de edad no está lejos, guardadas las proporciones, del bochornoso espectáculo que protagonizaron los hinchas del River Plate y Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores que debía jugarse en Buenos Aires y que al final fue suspendida por el comportamiento de los hinchas. Pero el caso de la copa infantil puede ser peor: adultos enseñándole a sus hijos a ser intolerantes; adultos insultando niños porque tienen una camiseta contraria a la que llevan sus hijos.
El pasado 17 de noviembre los niños que integran los equipos de River Plate y León Rojo -en la llamada Copa River- iniciaron su partido con la emoción y energía que un niño puede desbordar para dejarlo todo en la cancha, con la ilusión de salir victorioso y avanzar junto a su equipo a la siguiente fase del campeonato. Los minutos transcurrían y la sed de victoria comenzó a apoderarse de cada uno de los asistentes a este encuentro que, como si se tratara de la Copa del Mundo, hizo sufrir hasta el pitazo final.
El ímpetu y la euforia de los niños en la cancha se comenzó a opacar a medida que corrían los minutos del segundo tiempo, pues lo que se inició como un encuentro entre dos escuelas deportivas bajo su respectiva dirección técnica y juzgamiento de un árbitro, pasó a ser un enfrentamiento en el que las faltas e irrespeto en la cancha, fueron acompañadas de los gritos, palabras despectivas y hasta groserías desde la tribuna.
Un ambiente que se salió de control hasta para el mismo árbitro, que se vio impotente para manejar un juego en el que abundaron las faltas entre los niños y se vio incapaz de controlar la desmedida ‘emoción’ de la tribuna del River Plate. Los acompañantes, llevados por una inexplicable furia, ‘calentaron’ los ánimos y pasaron a involucrarse en el juego, a tal punto de dirigirse hacia los menores de edad del equipo rival con palabras ofensivas y vulgares. En este encuentro los adultos se olvidaron de la formación futbolística y social que cumplen estas escuelas y los niños se vieron envueltos en un bochornoso espectáculo que no comprendían.
Cada jugada, llegada al arco y hasta el pase de balón más sencillo tuvo más impacto entre los adultos que en los propios jugadores, quienes se vieron intimidados por la actitud de la tribuna. “Deje de chillar... No le hicieron ni mierda...Hptas están haciendo paro... párese que no le hicieron ni un culo...”, fueron algunas de las palabras que se escucharon, paradójicamente por parte de mujeres, muchas de ellas madres de familia. Esta situación provocó que la entrenadora deportiva de la Escuela León Rojo interviniera y cruzara por la mitad de la cancha hasta llegar a la hinchada del River para pedir respeto hacia los menores de edad.
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En ese momento el encuentro deportivo se encontraba pausado por un niño en el piso que había recibido una patada, en medio de un forcejeo con un jugador rival. De igual forma se dirigió al árbitro para que, en su calidad de juez, exigiera buen comportamiento por parte de la tribuna.
Esta actitud desató el disgusto de los acompañantes de River Plate, quienes respondieron con gritos hacia la entrenadora, generando un cruce de palabras que se calmó cuando el árbitro decidió darle continuidad al partido. Sin embargo, un jugador del River fue expulsado del juego por agresión en medio de una jugada inadecuada.
Una queja radicada por el director de la escuela León Rojo, Daniel Osorio, en la dirección del Club que patrocina este campeonato, sustenta la versión de los asistentes al juego sobre el ambiente ofensivo que se vivió durante el encuentro, en el que algunos adultos que acompañaban a los jugadores de la escuela River se dirigieron a los niños del equipo contrario con groserías y palabras despectivas que terminaron por afectar su parte emocional y, así mismo, su rendimiento en el encuentro.
“Durante todo el partido los papás de los chicos del River no hicieron más que humillar e insultar a los chicos de León Rojo, diciéndoles cosas como ‘ustedes no son nadie, nosotros somos más’ y palabrotas que iban de hp para arriba. Al igual que en varias ocasiones, sin importar la presencia de menores de edad, insultaron al árbitro”, dice la queja.
En otro aparte señalan que en diferentes ocasiones le pidieron al director técnico que “calmara a los padres de su escuela y corrigiera la actitud grosera que estaban teniendo, sin embargo, el técnico ignoró el llamado por parte del cuerpo técnico de León Rojo”.
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RCN Radio intentó comunicarse con las directivas del Club River Plate -a cargo del torneo- para obtener su versión sobre este incidente y las acciones a tomar. Uno de los voceros y quien figura como organizador, manifestó no estar enterado de la situación, ni de la queja radicada, ya que se encontraba fuera del país. Sin embargo, aseguró que se pondrá al tanto de la situación en el club para darle el correcto tratamiento.
Los padres de familia del equipo afectado, por su parte, aseguraron que el actuar de los adultos del equipo contrario tuvo incidencia sobre sus hijos, ya que salieron del encuentro desmotivados y expresaron no querer continuar en torneos.
Sandra* mamá de dos niños de la escuela León Rojo manifestó su preocupación por lo ocurrido y la duda de seguir enviando a sus hijos a los juegos ya que, por sus horarios de trabajo, no siempre puede estar presente en los partidos.
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“Casualmente ese día descansé y fui al partido con los niños, pero al ver cómo los trataron delante de nosotros no me quiero ni imaginar cómo es el trato que dan en otras oportunidades, cuando los padres no estamos para defenderlos”, aseguró la mujer.
“Yo ya dudo en volverlos a mandar a ese campeonato, por la falta de control a los padres y por el irrespeto hacia los más pequeños. Eso ya se lo manifesté al profe Daniel y lo he compartido con otros padres, tanto de la escuela como de otras escuelas”, señaló Sandra.
Miguel*, quien también acompañó a su hijo a este partido contó que lo que más le sorprendió fue escuchar que quienes más palabras ofensivas dijeron eran las mamás y no los padres acompañantes.
“Lo que me sorprende es que un señor, papá de un niño del River, era el que trataba de calmar a las mamás de ese equipo, que no bajaban a los niños del León Rojo de ‘hptas’ chillones”, aseguró.
Agregó que “esto ya lo hemos vivido en otras oportunidades. En diferentes torneos se han presentado altercados, especialmente cuando los que juegan son niños de categoría juvenil, pero en esas oportunidades el árbitro o los organizadores toman acciones y paran el partido o sancionan a las barras. Acá eso no pasó, el árbitro hizo oídos sordos”.
La señora Patricia* también acompañó su hijo a este partido y aseguró que se sintió dolida por los comentarios que venían desde la hinchada rival. “La verdad me dio pesar que les dijeran que ellos no son nadie. Nuestros hijos vienen de una escuela que se ha formado con esfuerzo y mucha dedicación. No es justo que por llamarse River Plate y tener todo el patrocinio que tienen vengan a pasar por encima de todos y jueguen con la moral de los niños”, expresó.
El incidente ocurrido en este partido de fútbol no es una novedad en los encuentros deportivos de menores de edad, pues los adultos que acompañan estos procesos toman protagonismo y, en una gran mayoría de casos, expresan actitudes negativas que manchan el buen desempeño de los niños, algo que, desafortunadamente, se ha comenzado a ver como normal.
Una psicóloga deportiva analizó la situación evidenciada en este encuentro de la cual aclaró, en primer lugar, que no se trató de una conducta normal. Andrea Castaño, especializada en psicología del deporte, expresó que definitivamente es “completamente indeseable” que los padres o adultos se dejen llevar de su emoción personal para “involucrarse de forma negativa, rompiendo normas sociales”. Según explicó la psicóloga, esta actitud negativa “influye directamente en el menor de edad con repercusiones no solo a corto plazo sino a largo plazo, viéndose reflejada en su comportamiento ante la sociedad”.
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“Hay que tener en cuenta que el deporte en un niño es un proceso que consiste más en la experiencia y no en los resultados que, aunque sean de victoria o fracaso, no son importantes a esta edad, ya que no representan cambios significativos. Pero el proceso y la forma en que se desarrollen sí inciden y tienen más repercusiones en el menor de edad”, aseguró Andrea.
Padres rompen normas sociales
Según explicó la especialista, la actitud que tuvieron estos padres, psicológicamente representa un mensaje negativo hacia los niños que estaban apoyando, primero porque les envía una señal errada de comportamiento en las competencias y segundo porque refleja un no reconocimiento de las cualidades de los menores de edad, teniendo que recurrir a la agresión para generar mayores posibilidades de triunfo.
“No refleja ese cuidado y afecto sino una expectativa altísima que probablemente lleve al niño o a la niña a frustrarse y ver el deporte como algo negativo, en un ambiente donde lo gritan y lo fuerzan”.
Repercusiones sobre expectativas frente a los hijos
De igual forma destaca que la actitud de los adultos en estos escenarios simplemente refleja la realidad social en la que se desarrollan, para lo que el llamado es a no trasladar esto que pasa en la sociedad al deporte.
En ese sentido cuestionó hasta qué punto es más importante ver a los hijos ganar que verlos felices, teniendo en cuenta que hay otros factores detrás de un juego que no solo se basan en el haberlo ganando. De igual forma hizo una llamado a los padres a tener en cuenta los valores de la sociedad "ya que mi libertad llega hasta donde inicia la del otro".
Comportamiento Vs realidad social
Por otro lado, advirtió sobre la repercusión que tiene en los niños y niñas el ver a los adultos tomar partido en los encuentros deportivos, más aún si se trata de actitudes agresivas hacia quienes dirigen dichos encuentros. Explicó que este reflejo hace que los menores de edad pierdan la formación de seguir normas, tener valores y respetar el conocimiento y autoridad de quienes los están dirigiendo.
“¿Cómo se espera que el menor de edad en proceso de formación respete la autoridad si ve que su adulto no lo hace? ¿Cómo espera un adulto que el niño o niña, sea su hijo o no, se dirija hacia él con respeto si no ve que el adulto también lo hace hacia los demás? Cuestionó la profesional.
Padres, principal modelo de comportamiento
La relación entre el niño y el deportes y el niño y sus padres es fundamental, según explicó la especialista. Insistió en la importancia de que el adulto refleje un correcto comportamiento, especialmente frente a los niños y niñas ya que "tiene implicaciones a nivel emocional y psicológico que un menor de edad reciba insultos de un adulto o que vea a un adulto insultar a otro niño. Es violencia y es completamente desacertado". Desata emociones de rabia y desespero en el menor de edad, ante el panorama que presencia".
Actitud del adulto reflejada en el niño
El resultado de este encuentro deportivo fue un 3 – 1 a favor de la escuela River Plate, un triunfo que fue reconocido por el profesor del equipo León Rojo, Daniel Osorio, quien expresó a sus alumnos sentirse orgulloso del rendimiento que tuvieron en la cancha, pues destacó que la escuela a la que se enfrentaron tiene un muy buen nivel de formación futbolística. Sin embargo, la ‘charla del profe’ no fue suficiente para los niños, quienes cabizbajos escuchaban a su director y, en medio de su inocencia, justificaban la derrota diciendo que los papás los hicieron sentir mal.