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Corabastos: entre gallina, caldo y pelanga

Este sector de Bogotá también es famoso por sus puestos de comida.

Publicado:
Actualizado:
Martes, Octubre 16, 2018 - 12:18
Puesto de Gallina en Corbastos
Puesto de Gallina en Corbastos
Inaldo Pérez / RCN Radio

"Soy un hombre de buen apetito, como se ve en mi barriga. La comida es un placer que me doy luego de trabajar tanto, de sudarla literalmente. Lo mejor que sé hacer es cargar bultos, manejar camión y comer. Y este es mi sito preferido para esto último". Estas son las palabras de Edwin Álvarez, uno de los cientos de trabajadores de Corabastos, la central de abastos ubicada en inmediaciones de la localidad de Kennedy, en el suroccidente de Bogotá.

En medio de los camiones y los cientos de coteros que cargan sobre su espalda pesados costales llenos de alimentos, se observa bajo grandes parasoles modestos puestos donde los trabajadores del lugar se sientan para saciar el hambre. Son las nueve de la mañana y mientras el resto de la ciudad apenas inicia el día, en este sector de Bogotá ya están almorzando, muchos incluso han finalizado la jornada.

Y lo hacen con generosas porciones de comida que se preparan en cientos de puestos que rodean las bodegas. Hay gallina, pelanga, fritanga, el tradicional 'caldo parao' (de costilla, pescado, pajarilla y raíz), sobrebarriga en salsa, carne a la plancha, y mucho más. Para todos los gustos, todos los apetitos y a precios muy bajos.

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Es la recompensa que muchos se dan a sí mismos luego de varias horas de pesado trabajo en la central de abastos más importante de todo el país, que suministra de alimentos a la ciudad de Bogotá y a muchos municipios de los alrededores.

Uno de esos puestos le pertenece a Luz Miryam, que a sus 31 años ya lleva diez años trabajando en Corabastos preparando gallina, uno de los preferidos de los trabajadores. Su vida y la de su familia gira entorno a la central de abastos: su madre tiene otro puesto de gallina, su papá carga camiones y sus hermanas están siempre atendiendo en las bodegas.

Todos los días llega a tempranas horas de la madrugada, cerca de las cuatro de la mañana. Lleva consigo una inmensa olla donde cocina uno de los sancochos más famosos de la zona. Coloca en la vitrina las gallinas, ya cocinadas, y desde esa hora ya vende platos a los exhaustos camioneros y coteros.

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"Tenemos comida para todo el mundo. El plato más grande es el sancocho, que tiene la sopa con papa, yuca, arracacha y plátano, su presa de gallina y un plato de arroz", dice Luz. Montañas de arroz y un plato profundo de sopa, todo esto a solo $7.000.

Pero los estómagos menos hambrientos pueden pedir platos de $5.000 y $3.000, todos con gallina. Para el frío de la madrugada, muchos prefieren no tomar tinto sino un vaso de consomé que solo cuesta $500.

Luz Miryam asegura que paga cada mes a la administración $250.000 para tener permiso de ubicar su carro en la central. No tiene un punto fijo, y se ubica en el primer espacio desocupado que encuentre.

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"Si no fuera buen negocio no llevaría tanto tiempo ni sostendría a mi hijo con esto. Se hace buena plata. Pero por otros lados no es tan fácil. Pagamos administración pero no nos dan un espacio fijo, al menos una casetica para cubrirnos del frío y de la lluvia. Por eso se presentan peleas para tener el lugar más cercano a las bodegas, porque ahí es donde hay más gente", comenta en uno de los pocos momentos libres que tiene.

La fama de estos puestos cruzó hace años la frontera de Corabastos. Para muchos no existe mejor manera de terminar una noche de copas que yendo a comer una de estas sustanciosas preparaciones. Incluso familias enteras llegan al lugar para desayunar como plan de fin de semana.

"Los domingos son los días en los que más se vende. Aparte de los trabajadores, llega más gente a hacer mercado y otros que solo quieren comer", asegura Luz, mientras con cucharón de madera sirve caldo a un comensal.

La jornada que inicia temprano, termina cerca de las dos de la tarde. Algunos puestos que abren durante las 24 horas del día. Comer en uno de estos puestos es de los untos infaltables de la agenda de trabajadores y visitantes, quienes tienen el gusto de probar estas delicias, que como dice Edwin, uno de los comensales, son "los manjares del pueblo".

Fuente:
Sistema Integrado Digital