La incómoda cura para el hipo: es definitiva, pero muchos prefieren no usarla
El hipo puede comenzar y terminar sin alguna causa relevante, pues esto ocurre cuando algo irrita su diafragma. Sin embargo, sí existe una cura.
Muchas personas han tenido alguna vez un ataque de hipo que llega de manera repentina. El hipo es un movimiento involuntario de su diafragma, es decir, el músculo que se encuentra debajo de los pulmones y el principal músculo que se utiliza para respirar, o por un cierre rápido de sus cuerdas vocales.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina, el hipo puede comenzar y terminar sin alguna causa relevante, pues esto ocurre cuando algo irrita su diafragma.
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Comer rápido, comer demasiado, comer alimentos calientes o picantes, beber alcohol, tomar bebidas carbonatadas, padecer enfermedades que irritan los nervios que controlan el diafragma, sentirse nervioso o emocionado, tener hinchazón del estómago, tener trastornos metabólicos o del sistema nervioso central, son algunas de las razones por las que puede darle hipo.
Si bien hay algunas recomendaciones para que se le quite el hipo, como aguantar la respiración o pegarse un buen susto, esto no siempre es completamente efectivo.
No obstante, Francis Fesmire, del Tennessee College of Medicine en Memphis (Estados Unidos), ha demostrado científicamente que existe otro modo para combatir el hipo de forma definitiva, aunque su método es poco convencional y pocos se atreverían a hacerlo.
Método inusual, pero efectivo
Fesmiere se ganó hace algunos años el Ig Nobel Prize -el equivalente satírico de los premios de la Academia sueca- por su publicación en la revista Annals of Emergency Medicine, en la que publicó cómo había resuelto un hipo incurable con el poco convencional remedio de aplicar un masaje rectal.
El propio Provine descubrió mientras investigaba para su libro una cura para el hipo. Lo hizo experimentando con los alumnos de piano de su mujer.
Francis Fesmire explica que primero se intentaron otras técnicas, como sacar la lengua en una determinada posición, pero que no se obtuvieron éxitos hasta que se pensó en un masaje rectal "con movimiento circular".
"El hipo se acabó en 30 segundos", agregó el investigador de la Universidad de Tennessee.
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Los premios Ig-Nobel se entregaron por primera vez en 1991 como versión jocosa y gamberra de los Nobel, pero han tenido tanto éxito que en la ceremonia de entrega, celebrada en la Universidad de Harvard, han participado dos Nobel auténticos como Roy Glauber y William Liscomb.