Con material reciclado, mujer fabrica sillas de ruedas para perros y gatos
En su refugio para animales, Jazmín Arévalos, tiene 16 perros de diferentes razas, a quienes trata como si fueran sus hijos.
Jazmín Arévalos, una mujer paraguaya de 45 años de edad, es considerada por muchos como el 'ángel de los perros y gatos'. Su preocupación por los caninos y felinos discapacitados la llevó a preguntarse cómo los podía ayudar y hacer que siguieran su vida normalmente.
Para ello utilizó todas sus detrezas y empezó a convertir material desechado y/o en desuso en sillas de ruedas artesanales, que aprendió a hacer luego que sus vecinos le enseñaran un poco de herrería y carpintería
Se trata de una labor que viene adelantando desde años en su refugio para animales llamado Rescaes (Rescatados con necesidades especiales), ubicado en la localidad de Itapuamí, 20 kilómetros al norte de la capital paraguaya.
"Tengo 16 perros, de los cuales siete son discapacitados, cinco tienen sillitas de ruedas y hay dos que tienen tres paticas. Uno nació con malformaciones congénitas, el otro tuvo un accidente y lo tuvieron que amputar", dijo Arévalos en entrevista con RCN Radio.
Las sillas de ruedas para los perros y gatos son hechas con tubos de plástico, llantas de coches de bebé, trozos de madera, caucho y hasta retazos de tela; material que ha sido arrojado a la basura.
"Siempre mis amigas me están ayudando a reciclar los carritos para bebé, esos llevan generalmente ocho ruedas que sirven para cuatro carritos para perritos", dijo Arévalos
Para Arévalos, no hay duda que los animales que tienen problemas de movilidad merecen "una segunda oportunidad para caminar y correr”, por lo que se opone a la eutanasia cuando tienen algún problema de movilidad.
La mujer cuenta que en algunas ocasiones ha recibido particulares pedidos, entre ellos el de una persona que le solicitó una silla de ruedas para un perro que pesaba 120 kilos.
"Al ponerles una sillita de ruedas les das una segunda oportunidad de vida, porque ellos no son consientes de su discapacidad. Cuando tienen acceso a la silla de ruedas ellos se mueven igual que un perro normal; juegan, ladran, persiguen a otros perros, gatos, juegan a la pelota, llevan una vida normal. Es una segunda oportunidad que no se le debería negar a nadie, menos a un perrito joven que necesita una sillita", agregó la mujer
Por último, manifestó que su refugio no cuenta con ayuda gubernamental o de empresas privadas, por lo que adelanta ferias donde vende ropa o artículos de segunda, sumado a personas que apadrinan los animales. Con el dinero recaudado compra el alimento para ellos, así como su medicina.
Se calcula que Rescaes a ayudado a más de 300 perros que han sufrido amputaciones o fracturas y que han quedado con secuelas permanentes que le impiden seguir caminando.
"Este es un mensaje para la gente que piensa que porque su mascota no puede caminar, ya tiene que hacerlo dormir y no, hay nuevas oportunidades para ellos", concluyó.