Atentados en iglesias y hoteles de Sri Lanka dejan más de 200 muertos
Fuentes médicas afirmaron que entre los fallecidos había ciudadanos británicos, holandeses y estadounidenses.
El balance de los atentados que golpearon este domingo en Sri Lanka hoteles de lujo e iglesias católicas que celebraban la Pascua aumentó a 207 muertos y más de 450 heridos, anunció la policía.
Este balance incluye a las víctimas de las ocho explosiones registradas en esta turística isla, señaló el portavoz de la policía, Ruwan Gunasekera, en una rueda de prensa. "No podemos confirmar si eran atentados suicida", agregó y anunció que había tres personas detenidas.
Fuentes médicas afirmaron que entre los fallecidos había ciudadanos británicos, holandeses y estadounidenses, y británicos y japoneses entre los heridos.
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Estas acciones, de una violencia inhabitual y cuya naturaleza exacta se desconoce, no han sido reivindicadas hasta el momento.
Pero el 11 de abril pasado, el jefe de la policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, alertó en una nota a los oficiales de alto rango de que un grupo musulmán radical planeaba ataques suicidas contra "iglesias importantes".
Ubicada frente a la punta sur del subcontinente indio, la isla de 65.000 km2 tiene 21,4 millones de habitantes, dos terceras partes de los cuales son cingaleses.
Los tamiles, segunda etnia del país, representan algo más del 15% de la población, y están concentrados en el norte y noreste del país.
La gran mayoría de los habitantes de Sri Lanka son budistas (70%, esencialmente cingaleses), mientras que los hindúes, principalmente tamiles, representan el 12%, los musulmanes el 10% y los cristianos en torno al 7%.
Sri Lanka, antes llamado Ceilán, se convirtió en colonia británica en 1815 tras haber estado bajo control portugués (1505-1656) y holandés (1656-1796). El último rey cingalés reinó de 1798 a 1815. La isla obtuvo la independencia del Reino Unido en 1948.
Los rebeldes tamiles lanzaron una campaña por la independencia en 1972. La rebelión tamil fue aplastada en mayo de 2009 por el ejército, bajo un gobierno de mayoría cingalesa, al final de una guerra que causó hasta 100.000 muertos.
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En enero pasado, el presidente de Sri Lanka Maithripala Sirisena ascendió a número dos del ejército a un general acusado por la ONU de crímenes de guerra contra los separatistas tamiles, suscitando la indignación de las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Desde el fin del conflicto, el turismo internacional se ha desarrollado con fuerza, con más de dos millones de visitantes desde 2016 (448.000 en 2009).
Sri Lanka conoce sin embargo un incremento del extremismo budista, atizado por monjes radicales.
En marzo de 2018, se decretó por primera vez desde 2011 el estado de emergencia durante 10 días tras unos disturbios contra la minoría musulmana que dejaron tres muertos.
El papa se solidariza con víctimas de Sri Lanka
El papa Francisco expresó su "tristeza" tras los mortíferos atentados en Sri Lanka en este Domingo de Pascua y reclamó el fin de "las injusticias sociales, los abusos y la violencia" en Venezuela y una "solución pacífica y negociada" en Nicaragua.
Más de 200 personas, incluyendo a decenas de extranjeros, murieron este domingo en una ola de explosiones en hoteles de lujo e iglesias de Sri Lanka, donde se celebraba la misa de Pascua, anunció la policía del país. Las condolencias y los llamados a defender la libertad religiosa llegaron desde todo el mundo.
"Me enteré con tristeza de la noticia de los graves atentados, que precisamente hoy, día de Pascua, trajeron duelo y dolor a varias iglesias y otros lugares de reunión en Sri Lanka", declaró el papa Francisco desde la basílica de San Pedro del Vaticano ante una multitud de 70.000 personas, justo después de la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al resto del mundo).
Expresó su "afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada mientras estaba recogida y en oración, y a todas las víctimas de una violencia tan cruel".
El sumo pontífice visitó la isla de Sri Lanka en enero de 2015, cuando defendió en su sermón la libertad de culto, en un país muy marcado por las tensiones étnicas e interreligiosas.