Marco Rubio: el bilingüe que habla en dos tonos para Donald Trump
Marco Rubio navega entre la diplomacia en español y la retórica agresiva de Trump, equilibrando alianzas y tensiones en América Latina.
En su primer viaje como jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Marco Rubio ha conducido sus negociaciones en español, forjando rápidamente vínculos con líderes de América Latina, pero también protagonizando momentos de tensión.
En la primera escala de su gira por la región, Panamá, Rubio describió como "respetuosas" sus reuniones y sugirió, con tono tranquilo, que habían sido planteadas soluciones para abordar las controversiales demandas del presidente Donald Trump sobre el Canal de Panamá.
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¿Cómo comunicó formalmente su "éxito" diplomático? El Departamento de Estado emitió un brusco comunicado que decía que Rubio había dado un ultimátum y que Panamá aceptó dar paso libre a buques estadounidenses, lo que provocó un acalorado desmentido del gobierno panameño.
Es la paradoja de Rubio.
Este exsenador de 53 años, un hijo de cubanos que hablaba español en casa antes de aprender inglés, muestra habilidades que perfeccionó a lo largo de más de dos décadas de carrera política, negociando compromisos y confiando en 'la amistad' con sus interlocutores.
Sin embargo, a la vez, se maneja a gusto con el lenguaje de Trump, con estridentes amenazas en redes sociales, a veces a todo volumen, en letras mayúsculas.
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Primer secretario de Estado hispano, Rubio dijo que no es casualidad que su primera gira internacional sea por Latinoamérica, con visitas a cinco países, el último República Dominicana.
Como político en Florida, conoció a actores clave en la región, en especial conservadores.
Al aceptar el cargo de secretario de Estado, Rubio relata que pensó: "¿A dónde quieres ir en tu primera visita?"
"Quiero ir a un lugar cálido", contó entre risas mientras se presentaba ante el personal de la embajada estadounidense en Ciudad de Panamá, mientras otra ola de frío se acercaba a Washington. "Quiero ir a un lugar donde hablen español, porque soy bilingüe, así que fue una gran oportunidad".
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La agenda de Trump
Esta "gran oportunidad" ha significado servir a una agenda, "América First" (Estados Unidos primero), que choca con viejos mensajes de Rubio.
Cuando comenzaba su carrera en el Senado, Rubio le declaró a la revista Time que su madre, que llegaba a duras penas a fin de mes como cajera y camarera de hotel, le había suplicado: "No te metas con los inmigrantes". Le pedía que recordara que los migrantes sin documentos son seres humanos que, simplemente, buscan una vida mejor.
Rubio pidió una visión más inclusiva de Estados Unidos cuando se postuló contra Trump para la nominación presidencial republicana en 2016 e intercambió duros insultos.
Casi una década después, ahora como aliado de Trump, observó desde la pista del aeropuerto de Ciudad de Panamá cómo las autoridades sacaban a docenas de migrantes indocumentados procedentes de Estados Unidos, la mayoría mal vestidos y con las manos vacías, para llevarlos en un avión de regreso a Colombia.
Rubio ha defendido la masiva campaña de deportaciones al apuntar contra redes de tráfico de personas.
"La migración masiva es una de las grandes tragedias de la era moderna", dijo. "No es buena para nadie. Los únicos que se benefician son los traficantes".
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Tal como ocurrió con asesores de Trump durante su primer mandato, Rubio se ha visto obligado a aclarar algunos de los comentarios más sorprendentes del presidente republicano.
Después de que Trump hablara de enviar tropas estadounidenses a la Franja de Gaza y reubicar a la población palestina, Rubio dijo que Trump solo estaba haciendo una "oferta generosa" para reconstruir la zona.
Rubio, en otro ejemplo, insistió en que buscaba replantear la ayuda estadounidenses en lugar de ponerle fin; pero horas más tarde, mientras cenaba con el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), bajo presión del multimillonario Elon Musk, puso de licencia a prácticamente todo su personal.
Rubio, por otra parte, adelantó prioridades clave de Trump, incluida la reducción de la influencia de China.
Panamá, aunque negó públicamente un acuerdo sobre tarifas para los buques, anunció que abandonaría la iniciativa china de la Ruta de la Seda.
Y cada país que visitó le ofreció asistencia en el tema migratorio. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele propuso que su país sirva para recibir no solo a extranjeros deportados, sino también a presos estadounidenses, idea que enfrentará enormes desafíos legales.
Rubio, devoto católico, también ha buscado dar un rostro humano al regreso de Trump a la Casa Blanca.
En Panamá, asistió a una misa en una iglesia centenaria y saludó a la multitud afuera. Intercambió con la prensa de manera mucho más espontánea que sus predecesores inmediatos.
"Es difícil negar que su duro enfoque ha dado resultados", dijo un diplomático que observaba el viaje. "La pregunta es: si estás ganando solo porque estás presionando como potencia, ¿qué sucede cuando otra potencia pueda presionar más?".