Trump reafirma al primer ministro de Irak el retiro de las tropas de EE.UU.
El gobierno iraquí es presionado para expulsar a los 5.000 soldados aun desplegados por EE.UU. en el país.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump reafirmó este jueves su voluntad de retirar las tropas estadounidenses de Irak, pero no ofreció un cronograma para ello, al tener su primera reunión en Washington con el primer ministro iraquí, Mustafá al Kazimi.
La reunión se dio en momentos en que escalan los ataques contra objetivos estadounidenses orquestados por combatientes proiraníes y cuando el gobierno iraquí es presionado para expulsar a los 5.000 soldados desplegados por Washington en el país, como parte de los esfuerzos anti-yihadistas.
"En algún momento, obviamente nos iremos", dijo Trump junto a al Kazimi en la Casa Blanca y agregó que han reducido la presencia de tropas en Irak a "un nivel muy, muy bajo".
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"Estamos sacando nuestras tropas de Irak con bastante rapidez y esperamos con ansias el día que no tengamos que estar allí y, con suerte, Irak podrá vivir su propia vida y defenderse", dijo el presidente estadounidense.
Trump aseguró que las consideraciones militares, los proyectos petroleros y el desarrollo estaban en la agenda de su reunión con el primer ministro iraquí, quien asumió el cargo en mayo.
Kazimi aseguró estar "agradecido" por el apoyo de Estados Unidos en la guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico, una colaboración que según el primer ministro "fortalece" la relación bilateral.
El ejército de Estados Unidos se retiró de Irak a fines de 2011, dejando una pequeña misión adjunta a la embajada estadounidense. Pero se desplegaron fuerzas adicionales en el país unos años más tarde para ayudar a combatir al EI, que llevó adelante una ofensiva devastadora en 2014.
La reunión se concretó en momentos en que se transita una competencia entre Teherán y Washington por ejercer influencia sobre Bagdad.
Las diferencias entre el primer ministro, quien mantiene un vínculo amistoso con Estados Unidos, y las facciones proiraníes en Irak son cada vez mayores.
Kazimi enfrenta el desafío de facciones de Hashd al Shaabi, una coalición de grupos paramilitares chiitas iraquíes que mantiene lazos estrechos con Irán.
Hashd al Shaabi está integrado oficialmente al estado iraquí, y sus representantes políticos han llamado a la expulsión de las 5.000 tropas estadounidenses desplegadas en el país.
Las facciones proiraníes recibieron un duro golpe en enero cuando Estados Unidos mató en Bagdad a uno de sus principales líderes, Abu Mehdi al Muhandis, quien se encontraba junto al poderoso general iraní Qasem Soleimani, emisario de Irán en Irak, muerto también en el ataque.
Un alto funcionario de la administración Trump, que habló el miércoles bajo condición de anonimato, ofreció datos sobre un posible retiro.
"No hay un cronograma inflexible, y no hay números inflexibles, pero eso por supuesto que sería parte de la discusión, en tanto evaluamos cuáles son los requerimientos de seguridad de Irak, y lo que Estados Unidos cree que puede hacer".
El Hashd rechaza cualquier relación con la reciente seguidilla de ataques anti Estados Unidos, pero videos y reivindicaciones en redes sociales dan pistas de su participación, a través de grupos que operan con otros nombres.
Kazimi ha enfurecido a algunos de estos grupos armados al tomar control de puestos fronterizos donde los milicianos tenían lucrativas redes de contrabando e imponían peajes a comerciantes.
En las últimas semanas los ataques se han incrementado, y este martes el ejército iraquí reportó otro con misil sobre el aeropuerto de Bagdad, donde tienen su base las fuerzas estadounidenses. El proyectil no causó daños ni víctimas.
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Entre octubre de 2019 y fines de julio, facciones armadas atacaron en 39 oportunidades intereses estadounidenses en Irak. Cuando la Casa Blanca confirmó a comienzos de este mes que Trump se reuniría con Kazimi, los ataques aumentaron.
Entre el 4 y el 18 de agosto, 14 ataques con bombas y misiles tuvieron como blanco a convoyes iraquíes que prestaban tareas de logística para las fuerzas estadounidenses, además de bases donde se alojan los soldados norteamericanos y la embajada. Su impacto ha sido limitado, pero han servido como una demostración de fuerza.