Trump visitó zona devastada por gran incendio en California
Las autoridades reportan 76 personas fallecidas y miles de desaparecidos tras el incendio
Espesas humaredas, casas en ruinas, autos calcinados: un espectáculo de desolación encontró el presidente Donald Trump a su llegada a Paradise, una pequeña ciudad devastada por el incendio más letal de la historia de California.
Con un rostro grave, el presidente estadounidense, que no llevaba máscara a pesar del humo que cubre aún la región, constató en el lugar el alcance del desastre, acompañado de la alcaldesa de Paradise, Jody Jones.
"Es triste de ver", dijo Trump tras haber pasado unos 20 minutos en un campamento de casas rodantes donde sólo una bandera nacional aportaba algo de color a un paisaje de cenizas.
El incendio llamado "Camp Fire", que comenzó hace diez días en la pequeña localidad de Paradise, ha destruido cerca de 60.000 hectáreas en el norte del estado. Cinco muertos más fueron contabilizados este sábado por la noche, dejando el balance de fallecidos en 76, según las autoridades. Además, hay 1.000 personas desaparecidas.
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El incendio está actualmente controlado en el 55% de su extensión, tras destruir cerca de 10.000 hogares y otros 2.500 edificios.
En el sur del estado, cerca de Los Ángeles, el "Woolsey Fire" ha quemado en tanto unas 40.000 hectáreas, incluidas partes del balneario de Malibú, hogar de muchas estrellas, y ha dejado al menos otros tres muertos.
Cerca de 9.000 bomberos han sido desplegados en los dos frentes, decenas de miles de habitantes han sido evacuados de sus hogares y muchos permanecen impedidos de volver a ellos.
Desde los primeros días de este incendio, Trump denunció la mala gestión forestal por parte de las autoridades de California, olvidando que en su mayoría se encuentran bajo control federal.
Amenazó también con recortar los fondos federales, en tanto el Congreso dedicó un presupuesto de 2.000 millones de dólares a la lucha contra los incendios forestales en el año fiscal 2018.
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El sábado, justo antes de su partida, volvió a insistir sobre la "necesidad de una gestión diferente". "Lo digo hace mucho tiempo", señaló.
El cambio climático "pudo haber contribuido un poco" al avance brutal del incendio, pero "el principal problema es la gestión" ambiental, añadió, destacando que sus comentarios "no son positivos ni negativos, son solo los hechos".
Una explicación que no convence a Roslyn Roberts, de 73 años, que tuvo que huir de su casa. "Este incendio no tiene nada que ver con una mala gestión del bosque. Miles y miles de casas han sido destruidas y no había árboles a su alrededor", afirmó la mujer, refugiada en un centro de la Cruz Roja instalado en una iglesia.
"Esto está muy mal", afirmó Melvin Karsenti, un vecino de la zona. "Hay una nube permanente sobre el pueblo. El aire parece más espeso. Nunca he visto a tanta gente llevando máscaras".
El impacto del "Camp Fire" es visible a más de 200 kilómetros al sur de la devastada Paradise, hasta San Francisco, donde las autoridades emitieron el viernes una alerta por la elevada contaminación del aire.