Hijo de Gilberto Rodríguez lideraba red de trafico de aletas de tiburón
Según la Fiscalía, se han incautado grandes cantidades de aletas, incluyendo un cargamento de 225 Kg en el aeropuerto El Dorado.
Las autoridades colombianas desmantelaron una red de tráfico de aletas de tiburón, liderada por Fernando Rodríguez Mondragón, hijo del fallecido capo del Cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela.
Según las investigaciones, la red exportaba ilegalmente miles de toneladas de aletas hacia China, uno de los mercados más codiciados para la caza ilegal.
Rodríguez Mondragón llevaba a cabo estas operaciones a través de empresas de carga y encomienda internacional, utilizando métodos como la deshidratación y el camuflaje en bolsas para evadir los controles.
Audios en poder de la Fiscalía revelaron detalles de cómo se organizaban los envíos hacia Asia, con un volumen de hasta 400 kilos cada diez días.
El implicado también reveló ante la Fiscalía que, "yo solo exporto aletas a China y Estados Unidos", luego de conocerse la investigación del tráfico de aletas de tiburones desde Colombia para otros países.
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A pesar de haber sido capturado e imputado por delitos de tráfico de fauna y aprovechamiento ilícito de recursos naturales, Rodríguez fue puesto bajo arresto domiciliario, pero las autoridades descubrieron que continuaba delinquiendo.
Durante el último año, se han incautado grandes cantidades de aletas, incluyendo un cargamento de 225 kilos descubierto en el aeropuerto El Dorado, en septiembre de 2021.
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El negocio detrás del contrabando de aletas de tiburón moviliza millones de dólares anualmente y está prohibido desde 2021, aunque persisten empresas colombianas involucradas en la actividad ilegal.
Una investigación periodística reveló la conexión de Rodríguez Mondragón con una empresa dedicada a la exportación ilegal de aletas de tiburón a Hong Kong.
El cargamento incautado en septiembre de 2021 fue el más grande registrado por las autoridades, con más de 3000 aletas procesadas de especies en peligro de extinción.
Estas aletas estaban camufladas entre órganos permitidos para exportar, lo que sugiere un sofisticado método de ocultamiento por parte de la red criminal.
Las autoridades estiman que para recolectar las aletas incautadas, se habrían sacrificado al menos mil tiburones, generando un impacto devastador en la población de estas especies.