Mujer encontró diente de Megalodón mientras caminaba en la playa: se lo pueden comprar en $200 millones

En un mundo inundado de información sobre criaturas prehistóricas, una bestia marina en particular sigue capturando la imaginación del público: el Megalodón. Esta fascinación aparentemente interminable por el gigante de los mares prehistóricos ha llevado a un aumento en la búsqueda de información, películas, documentales y debates en línea sobre esta criatura extinta.

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El Megalodón, un colosal tiburón que habitó los océanos hace millones de años, continúa intrigando a científicos y entusiastas por igual. Con una longitud estimada de hasta 18 metros, este depredador acuático es considerado uno de los animales más grandes que haya existido en la Tierra.

A pesar de su desaparición hace aproximadamente 3.6 millones de años, el interés en el Megalodón no muestra signos de disminuir. Los documentales que exploran su ecología, comportamiento y eventual extinción siguen siendo populares en plataformas de transmisión, atrayendo a audiencias ávidas de aprender más sobre este antiguo depredador.

Durante el fin de semana se presentó un caso que volvió a encender la fascinación por el megalodón. Beth Orticelli, una apasionada coleccionista, vivió un emocionante momento mientras paseaba por la playa de Manasota en la ciudad de Venice (Florida), Estados Unidos.

La mujer encontró un diente de Megalodón. El descubrimiento sorprendió a Orticelli y a su esposo, quienes encontraron la antigua pieza enterrada en la arena, a pesar de que estos restos suelen permanecer en el fondo del mar. "Fue como encontrar un tesoro", comentó emocionada la mujer.

El diente de Megalodón, cuyo valor en el mercado supera los 50 mil dólares, es decir, unos 200 millones de pesos, es considerado una verdadera joya para los coleccionistas y entusiastas de la paleontología marina. Sin embargo, Orticelli expresó que no tiene intenciones de venderlo, sino que planea conservarlo como adorno en su hogar, junto a otras piezas de su colección.

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El hallazgo de Orticelli ha despertado el interés de la comunidad científica y de los aficionados a la paleontología marina, quienes ven en este descubrimiento una oportunidad única para estudiar y preservar la historia de estos antiguos depredadores que dominaron los mares durante millones de años.