Lafaurie envia carta al Gobierno solicitando acuerdo de cese de hostilidades con disidencias y ELN
El directivo aseguró que cualquier negociación en el territorio nacional con grupos armados, debe tener en cuenta un cese de hostilidades a la población.
El presidente de Fedegán e integrante del equipo negociador del Gobierno en los diálogos con el ELN, José Felix Lafaurie, envió una carta en conjunto con Fabio Valencia Cossio al alto comisionado para la Paz, para solicitar un acuerdo mediante el cual se establezca un cese de hostilidades con las disidencias de las Farc y el ELN.
“Estamos pidiendo un Acuerdo entre los dos GAO con el fin de cesar las hostilidades, el desplazamiento y la afectación humanitaria a la población civil como consecuencia de sus permanentes enfrentamientos”, dijo Lafaurie.
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A través de su cuenta en X, el directivo aseguró que cualquier negociación en el territorio nacional con grupos armados, debe tener en cuenta un cese de hostilidades a la población.
#Atención #ÚltimaHora #SOS
— José Félix Lafaurie (@jflafaurie) September 21, 2023
Esta es la carta que enviamos José Félix Lafaurie Rivera y Fabio Valencia Cossio al comisionado de Paz, Danilo Rueda; a Pablo Beltrán, del #ELN; y a Andrey Avendaño, del EMC-#FARC EP, pidiendo un Acuerdo entre los dos GAO con el fin de cesar las… pic.twitter.com/L9yvF8KdDf
El presidente de Fedegán, precisó que los ‘grupos de especial protección’ están siendo víctimas de desplazamiento masivo, o de confinamiento forzado producto de los enfrentamientos.
Lafaurie dijo que se deben tener en cuenta los hechos de violencia registrados en zonas como Cauca, Nariño, Chocó, Arauca y el Catatumbo, en medio de los diálogos de paz y dijo que se debe buscar darle credibilidad a los procesos a través de la protección de la vida.
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“La situación de violencia crónica que hoy se vive en Cauca, Nariño, Chocó, Arauca y el Catatumbo, entre otras regiones, por enfrentamientos entre grupos que, al mismo tiempo, adelantan conversaciones de paz con el Gobierno, es totalmente inconsecuente y les resta credibilidad a los procesos”, agregó.
Finalmente, precisó que “la desesperanza, fruto de una negociación tras otra y de promesas frustradas de una paz estable y duradera, necesita empezar a creer que es posible esa paz, sinónimo de bienestar y de poder "vivir tranquilamente"; la verdadera paz que, como construcción colectiva, solo será posible alcanzar cuando callen los fusiles”.