Chemsex, las pesadas ‘rumbas’ que tienen en alerta al mundo
Esta conducta así puede representar una propagación del VIH.
Las alarmas están encendidas. Una creciente tendencia en los comportamientos sexuales tiene estupefacta a la comunidad de médicos de Europa, en algo que promete extenderse por el mundo. Se trata del chemsex, una conducta que se ha vuelto muy común entre los jóvenes del viejo continente.
El chemsex es una palabra anglosajona que significa sexo químico. Todo inicia con encuentro que habitualmente son acordados a través de aplicaciones de citas. En estas ‘sesiones’ participan jóvenes dispuestos a largas sesiones de relaciones sexuales que son estimuladas con el uso de drogas sintéticas (GHB, metanfetaminas, mefedrona).
Este tipo de encuentros sexuales ha pasado a ser considerado un problema de salud pública en Europa pues en realidad los cuidados para evitar enfermedades de transmisión sexual pasan a ser de mínima importancia para los participantes.
Así entonces, las rumbas del chemsex representan un verdadero drama por la propagación de VIH principalmente entre hombres en pueblos y ciudades europeas.
Sobre el tema, Vincent Pelletier, director general de Coalition Plus (una red de organizaciones contra el Sida), dijo que esta situación está acabando prontamente con la vida de muchos jóvenes. “Hay que interesarse mucho en esto porque es un tema social que está matando a los jóvenes de manera muy rápida”, dijo Pelletier.
En ese sentido, el experto advirtió que, aunque la combinación de drogas y sexo no es para nada nueva, con el chemsex las cosas son muy diferentes porque representa una ola de infecciones de VIH.
Según los reportes que tienen las autoridades sanitarias, las sustancias usadas en estas fiestas puede llevar a aumentar la excitación sexual, la intensidad y la duración del encuentro. También pueden llevar a una fuerte desinhibición.
“Las drogas reducen las inhibiciones y aumentan la sensación de lujuria”, advirtió Rusi Jaspal, profesor de psicología y salud sexual en la Universidad de De Montfort, en Leicester (Inglaterra). Por eso, el académico alertó que estas fiestas se convierten en una “una tormenta perfecta” frente a la propagación del VIH en las comunidades con altas tasas del virus.
Y es que la preocupación puede ser más profunda si se tiene en cuenta que en 2014 –en un estudio de personas que asistían a clínicas de VIH en Inglaterra y Gales–, el 30% de los hombres con el virus positivo dio a conocer que habían estado en fiestas chemsex el año anterior.
Aunque este tipo de comportamientos se están presentando principalmente en Reino Unido, Estados Unidos y España, la tendencia se está regando por el mundo y puede representar una problemática global.