Atentado a la Escuela General Santander: familiares piden que sea declarado de lesa humanidad
Las familias aseguran que no ha habido justicia en el caso, ni tampoco reparación a las víctimas.

Padres y madres de cadetes que murieron hace seis años en el atentado terrorista del ELN contra la Escuela General Santander, en el sur de Bogotá, exigieron hoy que este hecho sea declarado delito de lesa humanidad, al considerar que no se ha hecho justicia ya que cinco de los presuntos responsables fueron dejados en libertad.
Los familiares de algunos de los jóvenes inmolados que aspiraban a ser oficiales de la Policía colombiana, asistieron a la Sesión Especial en el salón Elíptico del Capitolio Nacional con motivo del Día Nacional de la Solidaridad y Memoria con las Víctimas del Conflicto Armado en Colombia.
José Ángel Martínez, padre del subintendente, Diego Fernando Martínez, aseguró que no ha habido justicia en este caso, ni tampoco reparación, pese a que recibió una pequeña indemnización, que considera insuficiente. "La intención de él era darnos una mejor calidad de vida a nosotros , padres, hermanos y sobrinos porque somos familias de escasos recursos, quería servirle a la patria y hacer una labor buena con la Nación", relata don José, cuya familia vive en San Gil, Santander.
Cuenta que Diego Fernando llegó a estudiar a la Escuela de Cadetes, en Bogotá, a los 20 años de edad, pero antes prestó el servicio limitar militar en San Gil. "Le nació ser policía porque hay varios familiares que han estado en la institución y se ilusionó, quería llegar a ser oficial, tratamos de persuadirlo de que estudiara otra carrera pero prefirió la policía", acota don José Martínez.
Desde Ecuador llegó para estar en la conmemoración del día de las víctimas, Roberto Chico, padre de la cadete ecuatoriana, Sofía Chico, que era cadete en su país y vino a Bogotá al Curso Internacional de Cadetes, ese era su sueño. "No se ha hecho justicia, en realidad de la investigación no se sabe nada y eso es lo que pedimos, estamos alzando nuestra voz de protesta y queremos saber quiénes fueron cómplices encubridores, saber todo, cómo fue la muerte de nuestros hijos", dice con tristeza el ciudadano ecuatoriano.
Lea: Alerta en el sistema de salud en Colombia: crecen reclamos y tutelas
Desde Floridablanca, Santander, vino al Capitolio, Francisco Marulanda, progenitor del cadete Juan Marulanda Orozco, quien dice que cada día se siente más triste "porque al contrario vemos injusticias, la policía se demoró tres años para una investigación donde fueron capturados los presuntos terroristas y la justicia penal lo que hizo fue dejar a cinco ellos libres por vencimiento de términos y esto es muy triste, lo que ha pasado con nuestros hijos", recalca con desconsuelo don Francisco.
César Augusto Ojeda es el padre del cadete César Alberto Ojeda, afirma con lágrimas que este día de las víctimas significa una revictimización porque no hay justicia, estamos acá por la muerte de nuestros muchachos, algo que no le deseo a ningún padre. "Capturaron a seis de los cuales premiaron a cinco de esos terroristas miserables dejándolos libres por vencimiento de términos", subraya con rabia.
"Queremos que Congreso nos ayude para que el crimen de nuestros niños sea declarado delito de lesa humanidad, ellos estaban en la Universidad, no estaban armados, no estaban en ningún combate, que nos digan la verdad , quién permitió el ingreso de ese vehículo cargado con más de 80 kilos de pentonita a la Escuela General Santander, cuando yo iba me demoraban una hora en la puerta revisándome, quiénes permitieron vulnerar la seguridad, hasta el sol de hoy no sabemos nada", enfatiza César Augusto Ojeda.
Doña Virginia Anzola, es la madre del cadete Juan Diego Olaya, indica que siguen pidiendo justicia y reparación por este hecho "lamentable donde acabaron con la vida de nuestros hijos, para que haya justicia con todas las víctimas del país, estamos normalizando lo que no es normal, pero el grito de las víctimas tienen que escucharse en todo el país para que estas personas que cometieron este dicho paguen", señala la mujer.
Recuerda que el sueño de su hijo, Juan Diego quien tenía 20 años cuando ocurrieron los hechos, era ser Policía como su papá. "Quería servirle a la patria , estudió en el colegio de la institución era su vocación, era un niño precioso muy disciplinado, amoroso con nosotros y la verdad es un dolor muy grande que nos causan estos delincuentes de ELN ,que no sigan cometiendo estos hechos y daños , no hay demostración que realmente quieren la paz", concluye doña Virginia Anzola, con voz resignada.