Consejo de Estado advierte fallas de la justicia en casos de abuso sexual a menores
La Sección Tercera del alto tribunal llamó la atención a las autoridades judiciales porque en reiteradas oportunidades están cometiendo deficiencias que vulneran los derechos de las víctimas.
El presidente de la Sección Tercera, el magistrado Ramiro Pazos, explicó que es necesario capacitar a los funcionarios judiciales para garantizar que los menores tengan la protección del Estado y adoptar medidas técnicas que ayuden al buen desarrollo de estos procesos.
Para el magistrado Pazos el agravante en este tipo de casos en lo que están involucrados un menor, es la deficiencia que existe para tener escenarios técnicos adecuados que permitan que los menores puedan expresar el hecho por el cual fue víctima, sin el riesgo de que se sientan intimidados.
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“Hemos encontrado que aquí se están cometiendo serias irregularidades en las cuales a un menor se le citan a declarar y las condiciones en las cuales se les recibe esta clase de testimonios o evidencias indudablemente conducen a que el menor se sienta intimidado frente a la instancia judicial y esto conduzca a negar hechos y llevar a la impunidad”, señaló el magistrado.
Este tipo de observaciones las hizo el Consejo de Estado con base a un fallo en el cual fue negada la reparación a un hombre quien siendo padrastro de una menor fue acusado de abuso sexual contra ella y por este hecho pasó más de un año en la cárcel.
Sin embargo, en la etapa del juicio la niña fue llevada ante los estrados para ser interrogada frente a su agresor y después de varios cuestionamientos la menor terminó por negar los hechos pese a que el hombre implicado ya había aceptado las acciones contra su hijastra.
En este proceso, la Fiscalía no logró probar con suficientes argumentos la responsabilidad del hombre y llamó la atención el proceso de investigación en el que se desarrolló el mismo; por lo que la exhortación al ente acusador fue de implementar espacios en los cuales se implementen protocolos de entrevistas y espacios en los cuales los menores víctimas no se sientan intimidados.