Las localidades de Bogotá que más sufrirían daños ante un terremoto como el de México
Chapinero, Usaquén y Fontibón serían los sectores más afectados, según el estudio expuesto por el concejal Celio Nieves Herrera.
Ante los fenómenos naturales (huracanes y sismos) que se han presentado recientemente en Latinoamérica y El Caribe, vale la pena preguntarse si ¿Bogotá está preparada para atender una emergencia de grandes proporciones? El concejal Celio Nieves Herrera, del Polo Democrático Alternativo, recordó que el 24 de enero del presente año realizó un debate de control político donde puso en evidencia la falencia que tiene la ciudad respecto a un plan de acción que permita generar instrumentos que guíen las actuaciones públicas y privadas ante la ocurrencia de una calamidad de origen natural como un sismo.
Aunque Bogotá se encuentra ubicada en una zona con un nivel de amenaza intermedia, no está exenta a que se presente algún evento que produzca daños de consideración. En los últimos 300 años, la ciudad ha sufrido gran cantidad de sismos y se estima que 20 de ellos han causado daños. Basta recordar que los más significativos se presentaron el 31 de agosto de 1917 y el 9 de febrero de 1967 donde resultaron afectadas varias edificaciones.
En el marco de dicho debate, el concejal Nieves presentó un diagnóstico de riesgos efectuado por el Idiger (Instituto Distrital de Gestión de Riesgo y Cambio Climático) para el año 2016 con un escenario prospectivo de la ciudad frente a un sismo de magnitud 7.0 en la escala de Ritcher, es decir en características similares al que acaba de sacudir a Ciudad de México.
Los resultados mostraron que cerca del 46% de las construcciones del Distrito resultarían afectadas de manera considerable, obligando su demolición y reconstrucción total. Además, el porcentaje de edificaciones por localidad que presentarían daños entre fuertes y severos son: Chapinero (43%), Usaquén y Fontibón (42%), Santa Fe y San Cristóbal (38%); Barrios Unidos, Tunjuelito y Rafael Uribe Uribe (33%), La Candelaria (32%), Suba y Ciudad Bolívar: 31% y Bosa 30%.
Como conclusión, dijo el cabildante, se logró demostrar que la ciudad no está preparada para atender un sismo de grandes magnitudes y brindar asistencia humanitaria de emergencia. El riesgo se incrementa si se tiene en cuenta que el Código de Construcción (Acuerdo 20 de 1995) está desactualizado, no define responsabilidad y es prácticamente inocuo.
A esto se suma, de acuerdo con Celio Nieves, la inexistencia de procesos que permitan ejercer control y vigilancia a la calidad y estabilidad de las construcciones. La capital, agregó, está en mora de generar mayores instrumentos enfocados en la prevención y en el fortalecimiento de la investigación sobre causas, amenazas y procesos de gestión que promuevan mayor conocimiento para lograr la reducción de los riesgos por sismos.