Trabajadoras sexuales, la dura y cruda realidad del hambre en cuarentena
En el centro de Bogotá se ven a varias mujeres que violan el aislamiento para poder tener con que comer.
El hambre ha llevado a cientos de ciudadanos a regresar a las calles y violar las medidas de aislamiento preventivo que se impusieron en el país para mitigar el impacto y la propagación del coronavirus.
A esta triste realidad no se han escapado las trabajadores sexuales, que pese al riesgo de contagio han decidido volver a las esquinas del centro de Bogotá para conseguir con que comprar alimentos para ellas y sus familias.
Ubicadas cerca del comercio del centro capitalino, decenas de mujeres se pasean por las aceras ofreciendo sus servicios y violando las medidas preventivas decretadas ante la pandemia.
Varias de ella, hace solo unos días, advertían que poco o nada habían recibido de las ayudas prometidas por el Gobierno y el Distrito. De ahí entonces su decisión de regresar a las calles para buscar su manutención.
Con poca ropa y a la espera de los clientes, volvieron a lo habitual so riesgo de la posibilidad de resultar contagiadas.
Y es que hasta en el centro de Bogotá, en los lugares que se ejerce la prostitución, también se han visto trapos rojos, el símbolo de la pobreza que ha venido en aumento en medio del aislamiento.
Cientos de ciudadanos han decidido ubicar como un SOS estos trapos rojos para llamar la atención de las dificultades que han tenido que afrontar en la pandemia.