Amigos de infancia se reencuentran luego de huir del conflicto armado; ni la guerra pudo separarlos
Ahora, hacen parte del batallón de desminado humanitario de las fuerzas militares.
Aunque la historia de Colombia tiene varias marcas por el conflicto armado, la violencia y el desplazamiento forzado, algunas víctimas de estos hechos le han logrado sacar el lado positivo.
Este es el caso de Danilson Betancourt, quien fue desplazado por la violencia, y su gran amigo de infancia, Ferney Bernal.
“En la época del conflicto armado aquí se vivía todo tipo de combates entre los grupos armados. Había enfrentamientos con muchos disparos, a veces la aviación también por encima bombardeando. Eso se escuchaba de todo”, contó Betancourt.
Danilson nació en la vereda el Congal, zona rural de Samaná, Caldas, sin embargo, en 2007 las Farc empezaron a mandar en su territorio y tuvo que huir dejando atrás amistades de toda su vida.
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“Volvió otra vez el conflicto armado entre esos grupos y empezaron a pelear entre ellos. Había muchos combates y ahí ya tenía un segundo desplazamiento. Fue cuando decidimos irnos y no volver acá por el temor a que nos mataran”, aseguró para Noticias RCN.
Sin excepción alguna, la guerra y la violencia afectó a millones de habitantes de dichas tierras, por lo que Ferney Bernal, su gran amigo, también tuvo que huir hacia Bogotá.
“Cuando yo me fui de acá de la vereda fue muy duro porque aquí tenía los amigos de infancia. Unos toman la decisión de irse, otros se quedan y uno piensa, ¿será que lograron sobrevivir?”, relató Bernal.
Cada uno, con miles de kilómetros en el medio, hizo su vida. Sin embargo, anhelaban con el momento de volverse a encontrar y seguir compartiendo su amistad.
Ferney, por su lado, se convirtió en sargento del Ejército Nacional y hoy en día hace parte del batallón de desminado humanitario de las fuerzas militares, lugar que le ha traído enseñanzas y nuevas amistades mientras lucha día a día con desactivar una mina antipersonal que ponga en riesgo el país.
En medio de estas arduas labores, Bernal volvió a su tierra, el congal, Caldas, experiencia que describe como "una lotería que me gané", pues después de muchos años pudo retornar y ayudar a la población que habita allí.
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Por su parte, Danilson, luego de 16 años en Bogotá, volvió al lugar que lo vio crecer y visitó lugares que le traían recuerdos con su gran amigo Ferney.
“Fue muy duro llegar acá y ver lo que habíamos dejado, ruinas del colegio donde salí desplazado, de casas que se ven por ahí”, mencionó Betancourt.
Luego de 16 años de estar separados y luchar por retornar a su territorio, volvieron a encontrarse con el cariño y la amistad intacta. Su deseo más grande, además de volver a Congal, era verse, convirtiéndose en la muestra de que aunque la violencia se apodere de las tierras y logre separar caminos, la amistad verdadera siempre será mucho más fuerte que la propia guerra.