Desnutrición crónica, otra emergencia actual en el país
Las estadísticas indicaron que antes de la pandemia, en Colombia, cerca de 500 mil niños y niña padecían este mal silencioso.
Ahora, es probable que sean muchos más, porque se han agudizado varias de las causas de este flagelo que afecta la niñez colombiana, y por ende impide su crecimiento adecuado, como la imposibilidad de acceder a alimentos nutritivos por las restricciones económicas de las familias; el limitado acceso a los servicios de salud preventivos, como controles prenatales, de crecimiento y desarrollo, por la prioridad del sistema en la atención de la emergencia del COVID, entre otros.
Por falta de una nutrición adecuada, acceso agua potable, servicios de salud preventivos y buen cuidado de padres y adultos, los niños y niñas libran una batalla constante por su adecuado crecimiento. Quienes sobreviven con desnutrición crónica lo hacen en condiciones que aumentan la brecha social, por sus limitados potenciales de desarrollo cognitivo y social.
Una intervención oportuna, en especial antes de los 2 años, puede revertir este mal que incide directamente en el desarrollo cognitivo, físico y emocional de los niños y niñas.
En el inicio de la vida, con la promoción de la lactancia materna, es posible disminuir el riesgo de sufrir desnutrición crónica. En este alimento natural, económico y ecológico, se reúne todo lo que un niño necesita en los primeros 6 meses para estar sano y protegido: amor, alimento, medicina y vacuna.
Soluciones como la promoción y consejería en lactancia materna y la información sobre el inicio de una adecuada alimentación complementaria después de los 6 meses que incluya todos los grupos de alimentos, deben primar en la alimentación de la niñez, y por eso la Fundación Éxito hace un llamado de urgencia para reaccionar a tiempo y proteger a los niños y niñas menores de 5 años.
La situación nutricional de la primera infancia se debe priorizar, además debe reconocer la desnutrición crónica como un problema de salud pública y desarrollo económico, porque son muchos los niños que la padecen y sus efectos no solo impactan el desarrollo individual sino el capital humano del país.
Ningún niño merece crecer en desventaja, todos sin importar su lugar de nacimiento o residencia deben tener las mismas oportunidades de desarrollo.