Iván Márquez y "el paisa" denuncian sobrevuelos militares donde están ubicados
Iván Márquez y Hernán Darío Velásquez, alias "el paisa", piden a la ONU que proteja los acuerdos de paz.
A través de una carta enviada a la ONU, los exjefes guerrilleros de las Farc, Iván Márquez y Hernán Darío Velásquez alias 'el Paisa' , le pidieron a la organización que proteja los acuerdos de paz.
De acuerdo a la misiva, “la paz de Colombia está atravesando una peligrosa turbulencia que la puede empujar definitivamente al abismo de los procesos fallidos. Sólo la movilización del pueblo colombiano en defensa de la concordia y la reacción de organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea pueden salvar la paz”, señalan en la comunicación.
Márquez y “el paisa” quienes se encuentran en el espacio territorial de capacitación y reincorporación (ETCR) de Miravalle en Caquetá, aprovecharon la comunicación dirigida a Jean Arnault, Jefe de la ONU en Colombia, para asegurar que en el lugar han evidenciado sobrevuelos militares.
“Desde el viernes 6 de Julio tropas especiales de contraguerrilla del ejército pertenecientes al Batallón 22 y de Alta Montaña han desplegado sobre la región del Pato un operativo terrestre que no dudamos está dirigido a sabotear la marcha de la esperanza de paz”.
En la carta, los dos aprovecharon para rechazar, una vez más, a la captura de Jesús Santrich, "sobre la base de montajes mentirosos de la Fiscalía General de la Nación, injusticia que se ha prolongado en el tiempo por la indiferencia de quienes pueden y deben decretar su libertad".
A continuación la carta completa
Señor Jean Arnault,
Jefe de la Segunda Misión de NNUU
Bogotá
Saludo cordial.
Desde el viernes 6 de Julio tropas especiales de contraguerrilla del ejército pertenecientes al Batallón 22 y de Alta Montaña han desplegado sobre la región del Pato un operativo terrestre que no dudamos está dirigido a sabotear la marcha de la esperanza de paz.
Esta novedad que revive ambientes de guerra que considerábamos superados, tiene lugar luego de sobrevuelos de aviones de inteligencia y de drones -que aún se mantienen- sobre el ETCR de Miravalle, situación que hemos informado oportunamente al señor Vicepresidente de la República.
Una secuencia de sucesos desafortunados generados por el Estado están evaporando de manera preocupante la credibilidad y la confianza en el proceso de paz.
Nos referimos a la detención de Jesús Santrich, plenipotenciario de las FARC en la Mesa de negociaciones de La Habana, sobre la base de montajes mentirosos de la Fiscalía General de la Nación, injusticia que se ha prolongado en el tiempo por la indiferencia de quienes pueden y deben decretar su libertad. No hay razón Estado más poderosa que salvar un Acuerdo de Paz.
Nos referimos a los incumplimientos en lo esencial del acuerdo para la terminación del conflicto, como el hundimiento de la Reforma Política por el Congreso. Al olvido de la Reforma Rural Integral cuando el problema de la no tenencia de la tierra ha sido considerado causa principal del conflicto que intentamos apagar. La transfiguración de la sustitución de cultivos de uso ilícito en erradicación forzosa, engañando así a los campesinos, que además no reciben un tratamiento penal diferencial. Como un lastre que impide al proceso levantar el vuelo están las modificaciones a la JEP, Jurisdicción que fue concebida para todas las partes involucradas en el conflicto, no para una sola.
La que promueven hoy no es la JEP que acordamos en La Habana. Es otra cosa luego de su paso por las manos del Fiscal, del Congreso, la Corte y el propio Ejecutivo. En su destrucción han participado todas las ramas del poder público que parecen coaligadas en torno a la impunidad para los poderosos.
La paz de Colombia está atravesando una peligrosa turbulencia que la puede empujar definitivamente al abismo de los procesos fallidos. Sólo la movilización del pueblo colombiano en defensa de la concordia y la reacción de organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea pueden salvar la paz. Seguimos esperando una respuesta perentoria de neutralización por parte de las autoridades a la endemoniada máquina de muerte que está decapitando a los líderes sociales en Colombia.