Piedad Bonnet denuncia tratos inhumanos a mujeres que abortan en hospital La Victoria
Desde compartir una bolsa para el vómito hasta no tener una bata y estar desnudas en una sala, reveló la columnista.
En el marco de la conmemoración el próximo 28 de septiembre del Día por la despenalización y legalización del aborto, la escritora Piedad Bonnett puso al descubierto lo que sería uno de los tratos más inhumanos a los que estarían sometiendo a las mujeres que se practican el aborto legal en Bogotá.
Según un relato que reveló en su columna de El Espectador -de muchos que dará a conocer el colectivo feminista la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres- en el hospital La Victoria, ubicado en el sur de Bogotá, estarían sometiendo a las mujeres que quieren abortar legalmente a tratos inhumanos al parecer como "castigo" por querer interrumpir su embarazo.
Pese a que en Colombia es legal el aborto en casos en que el bebé presenta malformaciones, sea producto de una violación o riesgo a la vida de la madre o el bebé, la cifra de abortos que se practican en la clandestinidad cada vez va en aumento, entre muchas razones, por la objeción de conciencia de los médicos que bajo su derecho se niegan a practicarlos. Por lo que las mujeres deben buscar quién quiere practicarle dicho procedimiento arriesgándose a adquirir alguna bacteria o hasta morir.
Este es el caso de una mujer embarazada a la que Piedad Bonnett llamó Graciela y quien fue sometida a tratos inhumanos en dicho hospital. A sus 22 semanas de embarazo, cuenta en la columna, en el hospital San Ignacio le diagnosticaron al bebé serias malformaciones en el corazón y los pulmones, que no le daban esperanzas de vida, razón por la que la mujer decidió abortar.
Sin embargo, le informaron que nadie en ese hospital le practicaría el aborto y la envió al psiquiatra, lo que demoró más el procedimiento. Hasta la semana 27 del embarazo finalmente le dieron autorización para el aborto.
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"Todos los hospitales adujeron que después de la semana 11 no realizaban abortos. Aconsejada por una abogada Graciela amenazó a Compensar con poner una tutela. Los de la EPS (Compensar) la remitieron entonces al hospital La Victoria, que realizó el procedimiento, pero con castigo incluido. Porque no van a dejar que una mujer aborte así no más", cita la columna.
Graciela llegó al hospital nombrado anteriormente y denuncia que no le pasaron una bata ni un pato a tiempo ni a ella ni a las demás jóvenes que estaban practicándose el aborto legal. Además la sala donde estaban tenía la puerta abierta y por ende cualquier persona las podía ver desnudas.
"Todas debieron compartir la misma bolsa para el vómito. Su pareja se encargó de limpiar a Graciela, que pujó y pujó, con un feto de casi seis meses en su vientre, sin que le dieran siquiera una aspirina. Sufra, mamita, por abortar", señala la columna.
Pero además de Graciela, dice Piedad Bonnett, junto a ella había una menor de edad que había sido violada y "la enfermera le puso enfrente el feto que arrojó".
Finalmente, dice que a Graciela terminado el procedimiento la enviaron a su casa sin antibióticos y sangró hasta que recurrió a un médico particular que la ayudara. Hasta el momento el hospital La Victoria no se ha pronunciado al respecto.