Educación sexual para mujeres: ¿hay desigualdad en las regiones?
En Colombia continúa la brecha en educación sexual y para acceder a los métodos anticonceptivos.
Con la educación sexual se busca desarrollar competencias en las personas, niños y adolescentes para tomar decisiones sobre el cuerpo, basadas en el respeto y la dignidad, y de esta manera valorar las diferentes identidades y formas de vivir.
Esta educación hace parte de un proceso familiar, educativo y social. Por tal razón, es importante que los padres de familia y cuidadores tengan suficiente conocimiento sobre la sexualidad para transmitir ideas claras.
¿Este tipo de educación conduce a una temprana iniciación de las relaciones sexuales?
Profamilia indica que según “las investigaciones realizadas en todo el mundo señalan que, nunca, o rara vez, la educación para la sexualidad conduce a un inicio temprano de las relaciones sexuales. Por el contrario, enseña a niños y adolescentes a ser más responsables en su comportamiento sexual, a respetar su vida y la de las demás personas”.
¿Cuáles características debe tener la educación sexual?
Profamilia explicó cuáles deben ser las características que debe tener a educación para la sexualidad, las cuales son:
- Debe guiar hacia el desarrollo del pensamiento crítico, enfocado en el logro de actitudes positivas frente a la sexualidad.
- Fomentar el desarrollo de roles de género que promueven el respeto y las relaciones justas entre seres humanos.
- Promover el autoconocimiento en relación con el cuerpo como un factor de autoestima y de atención a la salud.
- Fomentar el comportamiento sexual libre, responsable, consciente y placentero hacia sí mismo y los otros.
- Promover un comportamiento responsable compartido en relación con la planificación o la anticoncepción familiar
- Promover decisiones responsables para la prevención de las infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH/Sida.
¿Hay desigualdad en las regiones de Colombia?
El Ministerio de Educación Nacional y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) tienen un Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía, el cual tiene como propósito contribuir “al fortalecimiento del sector educativo en la implementación y la sostenibilidad de una política de educación para la sexualidad, con un enfoque de ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos”.
De acuerdo con los resultados del estudio poscensal Fecundidad en la Niñez y la Adolescencia 2021 de UNFPA y el Dane, que analiza los embarazos en niñas y adolescentes a partir del censo 2018, el 21,7% de las jóvenes que tenían 18 años al momento del censo ya eran madres, el 31,2% en zonas rurales y el 18,3% en urbanas.
Esta brecha incluso se amplía en relación con los embarazos subsiguientes, ya que el 1,7% de estas jóvenes a los 18 años ya tenían dos hijos; el 2,7% en zonas rurales y el 1,3% en zonas urbanas.
Para 2020, la información preliminar en el contexto nacional mostró una continuidad en esta tendencia, la cual se incrementa en los grupos más vulnerables y dejados atrás.
Por otro lado, siempre ha existido una barrera para acceder a los métodos anticonceptivos, pero la pandemia del covid-19 aumentó la brecha que hay sobre el tema.
En el 2021, Profamilia publicó una encuesta, la cual fue aplicada a 2.444 personas de cinco regiones del país. “Se encontró que el 80 % de las mujeres sexualmente activas, usa un método anticonceptivo. Sin embargo, el 14% de ellas enfrentó barreras para acceder a su alternativa en anticoncepción como: temor al contagio por salir de su hogar, largas filas y tiempos de espera en centros médicos, así como la escasez del método anticonceptivo debido a las medidas preventivas contra la covid-19".
También, señala Profamilia que “el 9% de las personas que participaron en el estudio necesitó una prueba diagnóstica para la detección de Infecciones de Transmisión Sexual - ITS, de ellas el 28% refirió que no pudo acceder a las respectivas pruebas debido al confinamiento”.