Campaña de Trump acusa de interferencia electoral al Partido Laborista británico
Denuncia de Trump contra Partido Laborista Británico por interferencia en elecciones de EE.UU. tensiona relaciones internacionales.
La reciente denuncia de la campaña de Donald Trump contra el Partido Laborista Británico, encabezado por el primer ministro Keir Starmer, ha generado tensiones internacionales, acusando de "flagrante interferencia extranjera" en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Esta queja se presentó luego de que algunos voluntarios laboristas viajaron a Estados Unidos para colaborar con la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris. El equipo del expresidente Trump ha llevado el caso ante la Comisión Federal Electoral en Washington, solicitando una investigación exhaustiva sobre lo que consideran contribuciones ilegales del Partido Laborista hacia los demócratas.
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Este incidente pone de relieve una tradición histórica en la que voluntarios políticos británicos, en su mayoría de partidos de centroizquierda como el laborista, se han involucrado en campañas estadounidenses, apoyando generalmente a los demócratas, mientras que los conservadores suelen respaldar a los republicanos. Sin embargo, en esta ocasión, el apoyo laboralista a la campaña de Harris ha sido tomado por Trump como un acto de intervención extranjera , lo que ha agudizado las tensiones entre ambos países.
Funcionarios británicos, bajo condición de anonimato, informan que en los últimos meses asesores laboristas de alto rango viajaron a Estados Unidos para reunirse con estrategas demócratas. Dichas reuniones habrían tenido como uno de sus principales temas de conversación la recuperación del Partido Laborista de las áreas industrializadas , una estrategia que llevó al triunfo del laborismo en las elecciones británicas de julio, tras perder en estos distritos clave en 2019. Esta victoria sirvió como ejemplo de revitalización para los demócratas, que buscan asegurar el respaldo de regiones industrializadas de los EE.UU.
El propio Keir Starmer ha minimizado la posible repercusión de esta denuncia en las relaciones bilaterales si Trump resultará electo en las elecciones de noviembre. Según Starmer, los voluntarios británicos actuaron por cuenta propia y en su tiempo libre, negando que haya habido alguna injerencia oficial de su gobierno en la campaña de Harris. No obstante, la queja ante la Comisión Federal Electoral podría representar una complicación diplomática si Trump retoma el poder.
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Curiosamente, a pesar de este conflicto, Trump había elogiado a Starmer en una reunión celebrada en septiembre en la Torre Trump. Esta aparente cordialidad entre ambos líderes se contrasta con la cercanía que Trump ha mantenido con figuras derechistas británicas, como el político Nigel Farage, y sus buenos lazos con el ex primer ministro Boris Johnson.