¿Cuántos meses tendría que trabajar un venezolano para pagar la cena de Maduro en Turquía?
La situación de los venezolanos les haría casi imposible deleitarse, como lo hizo su presidente.
Un video de Nicolás Maduro comiendo junto a su esposa Cilia Flores en un reconocido restaurante de carnes en Turquía encendió las redes sociales y es el tema en las calles del país, pues Venezuela, la nación que gobierna, atraviesa la peor crisis de su historia y sus ciudadanos cada día comen menos.
El video fue publicado en una red social por el popular chef del restaurante, el famoso cocinero Nusret Gökçe, conocido como "Salt Bae", quien es seguido por millones de personas en todo el mundo por ser un personaje que comparte su particular estilo al preparar carnes, así como escenas de su vida.
En las imágenes se observa a Maduro y a Flores viendo al chef preparar con gracia unas jugosas costillas de cordero que se van comiendo en el instante, y también al presidente venezolano degustar un gran tabaco mientras admira una franela con la cara del cocinero que le fue obsequiada.
En otra toma se ve una lujosa caja de tabacos que está personalizada pues tiene una placa dorada que dice "Nicolás Maduro".
De acuerdo con un informe de CNN, el deleite de Nicolás Maduro en Turquía cuesta 55 dólares, más de 150.000 pesos colombianos. Esos 55 dólares equivalen a 6.215 bolívares soberanos en Venezuela. Y en ese país el salario mínimo está en 1.800 bolívares soberanos. Así las cosas, un venezolano tendría que recibir su salario, no gastar absolutamente nada, y guardar el dinero por espacio de tres meses y medio para deleitarse como lo hizo su presidente. Teniendo en cuenta que el salario se gasta, sumado a la severa crisis del país, comer como lo hizo Maduro resulta imposible para sus connacionales.
El video -que poco tiempo después fue eliminado por el chef de sus redes- no hubiera generado escándalo alguno de no ser porque Venezuela atraviesa una crisis que se traduce en la escasez de medicamentos, de alimentos -incluyendo la carne- y la falla de todos los servicios. La peor cara de la crisis es la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, muchos de los cuales dicen hoy que deben decidir entre comprar los materiales escolares de sus hijos que ya comienzan las clases o comprar comida, pues las dos cosas no se pueden costear.
Maduro le envió saludos a su "amigo Nusr-Et" -el chef- a quien dijo no conocía antes de esta visita y agregó: "Camarada, muy pronto vuelvo a Estambul". Comentó que este chef fue muy amable, que se dieron cientos de abrazos y que en su visita al restaurante estuvo sentado en la silla de un sultán.
Desde las filas para sacar el también escaso efectivo de los bancos, desde las que se hacen en los comercios para comprar lo poco que se pueda de comida y en las del Metro de Caracas, la visita de Maduro al costoso restaurante era el tema y todos los comentarios se resumían en la crítica por el "hambre" que hoy pasan los venezolanos.
Maduro fue a Turquía aunque el destino del que informó a los venezolanos al salir de su país era China, donde sí fue televisada la firma de una serie de acuerdos comerciales y financieros que, según dijo, le permitirán al país salir de la crisis que mantiene a los venezolanos haciendo malabares para sobrevivir.
Asimismo, ha asegurado que con las medidas económicas que implantó hace casi un mes que incluyen un incremento del salario mínimo por 35 veces al anterior y el aumento de los impuestos, el país se recuperará pese al escenario de hiperinflación que en octubre cumple un año. Hace un año la situación en Venezuela ya era dramática lo que fue recogido por las principales universidades del país con un estudio que demostró que en 2017 el 61 % de los venezolanos pasó a vivir en pobreza extrema y perdió más de 10 kilos de peso. Todo eso, sin hiperinflación.
Entretanto, el paisaje venezolano es desolador: Las bolsas de basura son revisadas a diario por personas que esperan encontrar algo comestible en su interior, los ancianos amanecen haciendo cola en bancos para poder cobrar su pensión y seguir desde ahí a recorrer farmacias para intentar encontrar algún medicamento.
Los anaqueles de los supermercados están prácticamente vacíos mientras las avenidas y carreteras tienen cada día menos tráfico porque el transporte público prácticamente ha desaparecido y la escasez de repuestos o sus altísimos costos son razones que impiden que muchos usen sus vehículos particulares.