El País Vasco vota para elegir nuevo Lehendakari
Cinco de los siete candidatos a lehendakari son nuevos en esta contienda.
Euskadi, con una población de 2,2 millones de habitantes, enfrenta este domingo unas elecciones que definirán al tercer lehendakari de una de las comunidades más importantes de España. Por primera vez desde 1980, las dos principales fuerzas nacionalistas, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH Bildu, están cabeza a cabeza en las encuestas, lo que podría reconfigurar el mapa político de esta comunidad autónoma.
Las elecciones de este año no son solo notables por el equilibrio de fuerzas entre los dos principales partidos nacionalistas, sino también por marcar un posible cambio generacional. Cinco de los siete candidatos a lehendakari son nuevos en esta contienda, reflejando una renovación política en un contexto muy diferente al de hace cuatro años, cuando las elecciones se celebraron en medio de la pandemia.
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Este año, los comicios vienen marcados también por eventos que han influido en la campaña, desde la celebración de la Copa del Rey del Athletic Club hasta la muerte del exlehendakari José Antonio Ardanza. A estos eventos se suma el ataque sufrido por el candidato del PNV, Imanol Pradales, y la controversia generada por Pello Otxandiano de EH Bildu, quien inicialmente no condenó a ETA como banda terrorista, un hecho que luego trató de rectificar.
La posibilidad de que EH Bildu supere al PNV en votos y escaños es significativa, especialmente debido a que el sistema electoral del País Vasco asigna el mismo número de escaños a cada una de las tres provincias, independientemente de su población. Esto podría llevar a cambios importantes en la distribución de poder, ya que en provincias menos pobladas como Álava, pequeñas diferencias en votos pueden traducirse en grandes cambios en la asignación de escaños.
Las encuestas sugieren un Parlamento vasco con una fuerte presencia nacionalista, con PNV y EH Bildu sumando hasta 58 de los 75 escaños. Esto representaría una mayoría nacionalista sin precedentes en la historia reciente del parlamento regional, en un momento en que la pulsión soberanista parece atravesar un momento bajo en la sociedad.
La campaña ha estado marcada por un tono generalmente respetuoso y constructivo, aunque no exento de tensiones, especialmente en temas sensibles como el legado del terrorismo de ETA. El manejo de este tema por parte de EH Bildu ha revelado las dificultades que aún enfrenta la formación para desmarcarse completamente de su pasado y realizar una autocrítica completa de su relación con el terrorismo.
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En cuanto a las otras fuerzas políticas, la izquierda tradicional representada por Podemos y Sumar parece estar perdiendo terreno, con muchas de sus antiguas bases migrando hacia EH Bildu o hacia el PSE-EE. Este último, bajo la candidatura de Eneko Andueza, ha sido claro en su rechazo a cualquier pacto con Bildu que pudiera llevar a Otxandiano a la lehendakaritza (presidencia), manteniendo la puerta abierta a continuar la coalición con el PNV.
El Partido Popular (de derecha), por su parte, se presenta como el garante de evitar que los nacionalistas lleguen al poder, apuntando a influir en las negociaciones postelectorales, aunque esta vez con la advertencia de que su apoyo no será incondicional.
El resultado de estas elecciones no solo determinará quién gobernará el País Vasco, sino que también podría tener implicaciones más amplias para la política española, especialmente en lo que respecta a la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso.