En Birmania los manifestantes volvieron a las calles
La jornada del sábado fue la más sangrienta desde el golpe militar del 1 de febrero, cuando el ejército birmano derrocó a la líder civil.
Los manifestantes prodemocracia volvieron a salir a la calle este lunes en Birmania a pesar de la sangrienta represión del fin de semana, que suscitó la condena internacional y dejó más de 100 muertos, entre ellos varios niños.
La jornada del sábado fue la más sangrienta desde el golpe militar del 1 de febrero, cuando el ejército birmano derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi.
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Desde entonces el ejército reprime a diario las manifestaciones que exigen la vuelta a la democracia y la liberación de los exdirigentes.
Naciones Unidas cifró en 107 el número de muertos el sábado, entre ellos siete niños, durante las protestas masivas contra la junta coincidiendo con el tradicional Día de las Fuerzas Armadas, pero se espera que el número de víctimas siga aumentando. Los medios locales cifran el número de muertos en 114.
La televisión Myawaddy, dirigida por los militares, informó de 45 muertos el sábado, y justificó la represión diciendo que los manifestantes habían utilizado armas y bombas contra las fuerzas de seguridad.
Al menos 459 personas fueron asesinadas desde el golpe de Estado, y 13 murieron el domingo, según el último balance de la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP), una ONG local que registra las víctimas de la represión.
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"Es terrible", dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a los periodistas el domingo. "Es absolutamente intolerable", añadió, denunciando las muertes gratuitas.
La Unión Europea condenó "una escalada de violencia inaceptable" y "un camino sin sentido" elegido por la Junta, en una declaración de su jefe de la diplomacia, Josep Borrell, en la que se refería a un "día de horror y vergüenza".
"Las acciones vergonzosas, cobardes y brutales de los militares y la policía --que fueron filmados disparando a los manifestantes mientras huían, y que ni siquiera perdonaron a los niños pequeños-- deben detenerse inmediatamente", dijeron dos altas responsables de Naciones Unidas, Alice Wairimu Nderitu y Michelle Bachelet, en una declaración conjunta.
Una inusual declaración conjunta de los jefes de las fuerzas de defensa de 12 países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania, denunció el sábado el uso de la fuerza por parte del ejército birmano contra civiles "desarmados".
Ataques aéreos
El lunes, en el estado de Kachin, los manifestantes salieron al amanecer y también se manifestaron estudiantes en la ciudad de Monywa, en la región de Sagaing y en Mawlamyine (Moulmein), en el estado de Mon, según medios locales.
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Cientos de personas se manifestaron también en Plate, en la región de Mandalay, con pancartas que decían "El pueblo nunca será vencido".
Al mismo tiempo, continuaron los funerales de las víctimas de la represión del fin de semana.
En la región de Sagaing, cientos de personas rindieron homenaje a Thinzar Hein, una estudiante de enfermería de 20 años que murió de un disparo mientras ayudaba a los equipos de rescate a tratar a los manifestantes heridos.
El ministerio de Relaciones Exteriores británico aconsejó este lunes a sus ciudadanos en Birmania que abandonen el país lo antes posible, tras "un aumento significativo del nivel de violencia".
La víspera la embajada de Estados Unidos en Rangún había pedido a sus ciudadanos que limitaran sus movimientos, pidiendo "precaución".
En el estado de Karen, la Unión Nacional Karen (KNU), uno de los principales movimientos rebeldes de las minorías étnicas del país, fue blanco de ataques aéreos durante el fin de semana, los primeros en 20 años.
Los ataques dejaron cuatro muertos y nueve heridos, según Hsa Moo, una activista de derechos humanos de etnia karen. Unas 3.000 personas huyeron el domingo de la zona y cruzaron a Tailandia por los nuevos ataques.