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La extraña costumbre en Vietnam de desenterrar a sus muertos para volverlos a enterrar

Esta ceremonia se realiza tres años después de la muerte del difunto.

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Actualizado:
Jueves, Enero 31, 2019 - 09:01
Ritual en Viertnam
Ritual en Viertnam
AFP

En la penumbra de un cementerio de Hanói,  los empleados desentierran y abren un ataúd, dando inicio a una ceremonia ancestral.

Los familiares lavan los huesos con extremo cuidado, los envuelven en paños de seda y luego los vuelven a sepultar en un ritual que, según sus adeptos, marca el paso último del difunto al más allá.

Los familiares de Nguyen Van Thang, fallecido hace tres años de un cáncer, con 59 años, decidieron cumplir así con su última voluntad. 

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"Ahora puede descansar en paz en su nuevo hogar. Me siento tan feliz", explica a la AFP su viuda, Ha Thi Thua, tras asistir a la ceremonia. 

Se trata de una de las costumbres funerarias más importantes de Vietnam y suele celebrarse antes del Año Nuevo lunar, el Tet, que este año cae a principios de febrero. 

Sus orígenes son oscuros pero esta tradición, de varios cientos de años, la habrían traído a Vietnam migrantes procedentes de China.

La lleva a cabo mucha gente, principalmente en el norte del país, fronterizo con China, sobre todo entre las comunidades budistas.

Normalmente, la ceremonia de "reentierro", que puede durar varias horas, se realiza tres años después de la muerte del difunto.

Con todo, su práctica se está perdiendo poco a poco, conforme se desarrolla la incineración, considerada más simple, rápida e higiénica. El gobierno comunista incita además a la población a optar por la incineración desde los años 1990, con incentivos financieros de 120 euros por difunto incinerado. 

Los guardianes de la tradición consideran que realizan una buena acción al organizar un rito funerario de reentierro y ven en él una garantía para una "buena vida" en el más allá para su pariente fallecido. 

Esta noche, la familia de Nguyen Van Thang solicitó los servicios de un chamán, que presentó las ofrendas para el difunto: arroz, pollo hervido, un caballo de papel para que su espíritu se eleve, así como dólares falsos. 

El chamán entona sus cánticos, tira unas monedas y pide autorización al difunto para abrir su sepultura. 

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Una vez se saca el féretro del suelo, la familia y los enterradores muestran su alivio: en tres años, la carne del difunto se ha descompuesto, algo que no siempre ocurre tan rápidamente, lo que obliga a veces a retirar los últimos restos de carne.

Los "limpiadores de huesos", una profesión en Vietnam, pasan los huesos por agua mezclada con hierbas tradicionales. 

"¿Tenía el hombre toda su dentadura cuando estaba vivo?", pregunta uno de ellos a la familia, que asiente. La esposa se derrumba al ver el cráneo de su marido.

En ese momento empieza la última fase: envolver los huesos en seda para situarlos en un caja de piedra (el "tieu" en vietnamita) que será sepultada por siempre. 

Fuente:
AFP