Impactante testimonio del médico personal del papa Francisco: "Tenía los ojos abiertos, no respondía"
Sergio Alfieri dijo que la última vez que vio al sumo pontífice fue el sábado, en la víspera de Pascua.

Sergio Alfieri, jefe de cirugía oncológica abdominal del Policlínico Gemelli y médico personal del Papa Francisco, ha ofrecido un emotivo testimonio sobre los últimos años, meses y días de vida del Pontífice, revelando episodios hasta ahora inéditos que delinean una relación marcada por la confianza, la fe y la estima mutua. Desde que le practicó la primera operación abdominal en 2021, Alfieri se convirtió en una figura clave en la atención médica del Papa, acompañándolo en momentos decisivos.
“Lo vi por última vez el sábado, en la víspera de Pascua. Estaba bien, con ganas de trabajar, me lo dijo él mismo”, recordó el médico. El Papa, según relató, incluso bromeó y disfrutó de una tarta que Alfieri le llevó personalmente. "Me dijo: Estoy muy bien, he vuelto a trabajar y tengo ganas". Para Alfieri, ese entusiasmo por el trabajo era parte de su terapia: “Volver al trabajo era parte del tratamiento. Es como si, al acercarse el final, hubiera decidido hacer lo que tenía que hacer”.
Uno de los gestos más reveladores de este impulso vital fue la reunión que el Papa pidió organizar con los 70 médicos y sanitarios que lo habían tratado en el hospital. Alfieri intentó posponerla, pero el Papa fue categórico: “Me reuniré con ellos el miércoles”. Para el médico, este tipo de acciones reflejaban una conciencia profunda: “Hoy tengo la clara sensación de que sentía que debía hacer ciertas cosas antes de morir”.
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La madrugada del lunes, Alfieri recibió la llamada de urgencia de Massimiliano Strappetti, asistente sanitario del Papa: “El Santo Padre está muy enfermo, tenemos que volver al Gemelli”. Al llegar a Santa Marta, Alfieri se encontró con el Papa ya en coma. “No respondía a estímulos, ni siquiera dolorosos. Me di cuenta de que no podía hacer nada más”. El Papa, como había deseado, murió en casa, en Santa Marta, acompañado por sus colaboradores más cercanos. “Le acaricié la cabeza como último adiós, mientras rezábamos el rosario junto al cardenal Parolin”.
El vínculo entre Alfieri y el Papa comenzó formalmente en 2018, cuando se conocieron tras una misa en Santa Marta. Dos años más tarde, el Pontífice sufría fuertes dolores abdominales, diagnosticados como una grave enfermedad diverticular. Fue entonces cuando el Papa, informado de la experiencia del doctor, decidió que fuera él quien lo operara. “He decidido operarme y te he elegido a ti”, le dijo personalmente.
El propio Papa insistió en mantener la operación en secreto, llegando al hospital Gemelli bajo la identidad encubierta de un jefe de Estado extranjero. Pero lo más impactante ocurrió justo antes de la cirugía: “Entré en su habitación y me bendijo las manos. Fue una emoción increíble. Quería decirme que usara mis manos con el corazón”. Para Alfieri, ese gesto fue un mensaje profundo: “Era como si dijera: ahora tienes algo más, esto es un secreto entre nosotros tres”.
A lo largo de los años, esa relación se fue fortaleciendo, dando lugar a confidencias y gestos inesperados. Alfieri reveló que el Papa le pidió ayuda para salvar el hospital católico Fatebenefratelli, que estaba a punto de ser vendido. “Con dos llamadas y una voluntad firme, consiguió rescatar una institución clave para Roma”. Una reunión final con Leonardo Del Vecchio, quien aportó fondos sin pedir nada a cambio, marcó un momento especialmente conmovedor: “Fue la providencia, dijo el Papa. Este deseo me vino de dentro”.
En 2023, el Papa volvió a ser operado en secreto. Y en su última hospitalización, el equipo médico temió lo peor. Pero, como relató Alfieri, “sorprendió a todos”. Su voluntad era clara: “Quería volver a casa para ser Papa hasta el último momento. Y no nos ha decepcionado”.
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Ahora, el médico se prepara para cumplir uno de los deseos pendientes del Papa: ocuparse de los embriones abandonados, un proyecto que iniciará junto al ministro de Sanidad, en colaboración con el Vaticano. “Lo haré como él quería”, afirmó.
La historia que narra Alfieri no es solo la del médico del Papa. Es la de un hombre que, desde la ciencia y la fe, acompañó al Pontífice hasta el final con respeto, humanidad y devoción.