Testigo contra Chapo Guzmán hizo macabra confesión de asesinatos del Cartel de Sinaloa
En esa guerra de carteles por equivocación llegaron hasta a asesinar a un cardenal.
El Chapo Guzmán tenía comprados a fiscales, policías y militares mexicanos y hasta a la Interpol. Así de cruda fue la confesión que hizo uno de los otrora miembros del cartel de Sinaloa que acudió al juicio contra el capo en Nueva York (EE.UU.).
Jesús ‘el Rey’ Zambada relató paso a paso –como si se tratara de una película–, el nacimiento del cartel de Sinaloa y su violenta guerra con el cartel de Tijuana.
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Zambada, parte del cartel de Sinaloa durante dos décadas hasta su arresto en 2008 y hermano de Ismael 'Mayo’ Zambada, un capo de la misma organización que nunca pasó un día en prisión y fue coacusado junto al Chapo, describió durante más de cuatro horas cómo corrompían a las más altas esferas gubernamentales de México.
El Rey, que controlaba la actividad del cartel de Sinaloa en Ciudad de México, contó que pagaba personalmente sobornos al comandante de la Procuraduría General de la República (PGR) en la capital mexicana, a la policía federal de caminos, que controla puentes y aeropuertos, a la policía judicial federal, a "autoridades militares" y "a Interpol también".
Sin embargo, fue más contundente al referirse a los asesinatos que cometían a nombre del Chapo y que tuvieron amedrentado a todo México.
Jesús ‘el Rey’ Zambadao recordó una noche fatal de 1992 en una discoteca de Puerto Vallarta llamada Christine's. Dijo que su hermano Mayo le había advertido que el Chapo quería matar allí a Ramón Arellano Félix, jefe de los sicarios del cartel de Tijuana. Su intento fracasó pero dejó un reguero de muertos, varios pistoleros del cartel de Tijuana y clientes del lugar.
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En 1993, el cardenal Juan Jesús Posadas fue asesinado en el aeropuerto de Guadalajara. Según el Rey, Juan José 'Azul' Esparragoza –otro capo– le dijo que los autores fueron Ramón Arellano Félix y sus sicarios, y que el verdadero blanco era el Chapo, que debía viajar y se dirigía al aeropuerto en un coche de la misma marca.
Pero el gobierno mexicano acusó al Chapo del asesinato, y éste se escapó a Guatemala, donde un mes después fue arrestado por primera vez.
Al respecto, el abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman, aseguró por su lado que el asesinato del cardenal fue una "trampa" que el gobierno mexicano y otros narcotraficantes tendieron al Chapo.
El Rey aseguró asimismo que él no mató a nadie, pero que en 1994 o 1995 dos sicarios de los capos Arellano Félix intentaron asesinarlo en una tienda. Le dispararon y le abrieron "una zanja" en la cabeza.
"Caí al suelo, pero no quedé inconsciente. Salté con mi pistola en la mano y comencé a luchar. Se sorprendieron porque pensaron que yo estaba muerto", contó el Rey al señalar que hirió a uno de ellos.
Ramón Arellano Félix fue asesinado por el Chapo en 2002, según el Rey, con ayuda de la Policía, que quiso detener su automóvil. No se detuvo, finalmente se bajó frente a un hotel de Mazatlán (Sinaloa), comenzó a correr "y le pusieron un balazo en la nuca".
El Rey contó que hacia 2005, en una reunión en las montañas de Sinaloa, el Chapo le dijo "que si algo le daba gusto en la vida era haber matado a Ramón Arellano Félix".
El Rey puede ser condenado a cadena perpetua por sus crímenes. A cambio de su colaboración, la fiscalía pedirá al juez que reduzca su pena y ya le ayudó a traer a su familia a Estados Unidos "para que no sufran atentados contra su vida", según contó el propio testigo al jurado.
El Chapo hoy en día se enfrenta a un juicio que ha despertado el interés del mundo entero por los relatos de cómo operaban los carteles de México en un entramado de corrupción y atroces homicidios.