Por nueva ley de excarcelación, unas 3.000 madres cabeza de familia saldrían de la cárcel
Los requisitos que deben cumplir es que la condena haya sido por algún delito de hurto, trafico, fabricación o porte de estupefacientes.
Las madres cabeza de familia que estén en prisión y que hayan sido condenadas por algún delito, tienen de ahora en adelante una luz de esperanza para rehacer sus vidas, estar con sus hijos y enmendar los errores que cometieron.
La Corte Constitucional ordenó al presidente Iván Duque convertir en ley el proyecto que beneficia con la excarcelación a muchas mujeres detenidas, pagando su condena con trabajo comunitario que aunque no es remunerado, les permitirá tener otro empelo, según explicó Claudia Cardona, directora de Mujeres Libres.
“El trabajo social no es remunerado, pero la misma ley tiene una política de empleabilidad que es la que ayudará a que ellas puedan conseguir empleo aparte del servicio social y se evite la reincidencia”, señaló.
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Estas mujeres deben cumplir con unos requisitos como que la condena haya sido por algún delito de hurto, trafico, fabricación o porte de estupefacientes y por otros delitos que tengan una condena de ocho años o menos.
Ellas no pueden tener antecedentes penales por otro delito dentro de los cinco años anteriores a la condena y no debieron haber involucrado a sus hijos en los hechos.
En La FM conversamos con Shirley, quien fue condenada a 11 años de cárcel, está en libertad condicional y aunque no cumple los requisitos de los ochos años de condena, dijo que esa ley es una oportunidad para toda aquellas mujeres que cometieron un error y lo están pagando alejadas de sus hijos.
“Me hubiera encantado que me hubiera beneficiado porque uno tendría una esperanza para poder retomar de nuevo su vida con buenas decisiones. Es de gran ayuda algún beneficio, porque cuando pienso que estoy condenada es casi toda mi vida solo por haber tomado una mala decisión, no pensar y ser inconsciente de mis actos”, dijo.
Entre tanto, cifras del Inpec revelaron que a junio de este año hay 6.764 mujeres en las cárceles del país, de las cuales 4.652 están condenadas. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Universidad Javeriana y el Centro de investigación y Docencia Económicas de México, concluyeron que del total de las condenadas, 75% eran madres cabeza de familia y el 53,4% fueron condenadas por delitos menores.
Según el Inpec, los principales delitos por los que las mujeres se encuentran en prisión son “tráfico, fabricación o porte de estupefacientes con un 44,2%, concierto para delinquir con 36,6 % y hurto con 17,5 %”
Una encuesta de la Universidad Javeriana sobre mujeres, prisiones y delitos relacionados con drogas, evidenció que las mujeres que cometen esos delitos son el eslabón más débil de la cadena.
“Representan los eslabones débiles de la empresa delictiva, lo que demuestra que realmente las actividades criminales cometidas por las mujeres como producto de sus condiciones de marginalidad, no representan el verdadero problema que atraviesa el país por el narcotráfico”, dice la Universidad Externado en un concepto entregado a la Corte.
El exsenador Rodrigo Lara, quien promovió la ley en el Congreso, dijo que la idea es cambiar la cárcel por un trabajo de utilidad pública. “Se busca que estas mujeres pobres, cabezas de hogar, puedan seguir viviendo con sus hijos. Por ejemplo, limpieza de playas, arreglando o ayudando parques, cuidando viejitos”, dijo.
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El informe “Mujeres y prisión en Colombia: desafíos para la política criminal desde un enfoque de género" de la Universidad Javeriana, demuestra que la mayoría de las mujeres condenas son de estratos uno y dos, su nivel educativo no supera la secundaria y están en edad de trabajar.
“Los tres grupos etarios con mayor número de internas fueron de 25 a 29 años (20.5%), de 30 a 34 años (19.4%) y de 35 a 39 años (16.8%)”, destaca el análisis.
En un concepto enviado a la Corte Constitucional, esa universidad señaló que “en la mayoría de los casos, las mujeres privadas de la libertad son las únicas responsables de sus hijos, razón por la cual muchas veces mantienen sus responsabilidades como proveedoras económicas desde la prisión”.
Shirley concluyó que “no ha sido fácil conseguir un trabajo estando afuera de la cárcel, porque el antecedente es una marca, es difícil que lo reciban a uno en un empleo, se cierran muchas puertas. La responsabilidad de mis hijos es mía y uno sin tener trabajo para darles una buena educación es muy complicado, pero tengo fe en Dios”.