Su amigo le ayudó a golpearme y secuestrarme: desgarrador relato de mujer arrojada desde un cuarto piso
Entre lágrimas, la joven recuerda esos tortuosos ocho días en que fue expuesta a todo tipo de vejámenes por parte de su expareja.
La reciente captura de José María Ortega Niño solo genera un poco de tranquilidad en María Alejandra Rojas, una joven que asegura haber sido víctima de maltrato por parte de este individuo, contra quien pesa más de una docena de procesos por violencia.
En días pasados Alejandra, en diálogo con LA FM, expuso su preocupación ante lo que consideró lentitud por parte de las autoridades para hacer efectiva la captura contra José María; pues aseguró que, aunque logró ubicarlo en Bogotá y llevar pruebas de su sitio de permanencia y movimientos, en la Fiscalía le respondían que era un operativo demorado, algo que despertó demasiada angustia en ella al pensar que esa espera le daba la oportunidad a su señalado agresor de huir.
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Fue hasta este martes 17 de noviembre que agentes del CTI hicieron efectiva la captura de José María Ortega Niño, en el sector de Unilago, Bogotá. Pero ahora la mujer teme que, así como ha logrado salir bien librado de anteriores procesos, en este caso tampoco se haga justicia, ya que asegura que el detenido cuenta con familia adinerada y que posiblemente eso es lo que lo ha ayudado a retrasar todos los procesos judiciales que hay en su contra.
Habla especialmente de su caso en el que recuerda que antes de su calvario de ocho días, a manos de este hombre, lo había denunciado en tres oportunidades por maltrato “pero esas denuncias nunca prosperaron. No hubo ni si quiera una audiencia”, asegura.
Ahora, con José María capturado, Alejandra espera que esto no quede impune ya que “los mismos médicos me dicen que estoy viva de milagro”, pues no cualquier persona sobrevive a ocho días de maltratos y una caída desde una altura de cuatro pisos.
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A esta mujer, aunque está viva, le espera una larga y dolorosa recuperación tras pasar una primera prueba de 13 días en una Unidad de Cuidados Intensivos a donde fue llevada con fracturas de rostro, tabique y mandíbula, perder sus dientes y parte de las encías. Además, también se recupera de una fractura de pelvis, cadera y fémur izquierdo.
Secuestro, violación y tortura
En medio de su dolor físico y emocional, Alejandra dialogó con LA FM y relató los momentos infernales que asegura haber vivido durante ocho días -desde el 23 de agosto, hasta el 31 de ese mismo mes- a manos de José María Ortega Niño. Además, acusa a un amigo del capturado de haberlo ayudado a golpearla y encerrarla.
“El motivo por el que hizo esto fue porque lo iba a dejar. Le dije que estaba cansada de su maltrato y no quería estar más con él”, inicia contando la joven, al insistir que ya en tres oportunidades lo había denunciado por violencia “aunque no había llegado a este límite de lo que me hizo” y que esas denuncias nunca dieron resultado porque “nunca lo citaron a audiencia ni nada”.
Recuerda que el 23 de agosto llegó hasta el apartamento de José María, ubicado en Cedritos, en el edificio Torres de Río Frío y, tras una discusión en la que le dio a conocer su decisión de acabar la relación, el hombre habría decidido secuestrarla.
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Asegura que sus días, desde el primer momento del encierro en ese apartamento, pasaron entre golpes, humillaciones, torturas, malas palabras, abuso sexual y amenazas de acabar con su vida y la de su mamá, además de quitarle a su hijo.
María Alejandra señala a un amigo de su agresor como cómplice de su tortura, pues cuenta que un día tuvo la oportunidad de escapar y salió corriendo por la portería, “el vigilante se dio cuenta que yo traté de salir corriendo”, pero dice que su intento de huir fue frustrado por el amigo de José María. “Me vuelven a entrar. Me obligan a subir nuevamente. El amigo me pegó dos cabezazos y luego se fue y me dejó en manos de él”.
Posteriormente relata que fueron días de golpes en los que recuerda: “me quitaba los zapatos y me hacía arrodillar mirando hacia la pared mientras me mandaba correazos en la espalda y patadas. Luego me daba cachetadas en la cara con los zapatos. Me asfixiaba…”.
Otra de las torturas que cuenta haber vivido a manos de su agresor era cuando “me metía a la ducha y me golpeada la cabeza contra las paredes mientras me mantenía varias horas bajo el agua para que escurriera la sangre que me salía de varias partes del cuerpo, sobre todo de la nariz”.
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Agrega que “mientras me torturaba en el baño me obligaba a grabarme videos diciendo y acusándome yo misma de vender drogas en mi casa, me hizo grabar acusándome de varias cosas. Cuando dudaba o yo hacía mal el video me golpeaba más… Tiene videos míos en la ducha donde yo estoy sentada en una silla plástica bajo el agua”.
En medio de su indignación, Alejandra cuenta que su expareja la abusó y cometió hacia ella varios vejámenes sexuales. “Le pedía que por favor no me hiciera más eso y él decía que se iba a vengar y que yo no podía estar con alguien más, que quería matarme”.
Escape: caída al vacío
En la noche del 31 de agosto, tras ocho días de las torturas narradas por Alejandra, la mujer decidió hacer un nuevo intento por pedir ayuda o escapar de las manos de quien señala como su agresor.
“Vi la oportunidad esa noche porque todo el tiempo me tenía dominada y vigilada; yo no podía cerrar la puerta del baño y me mantenía de la mano para dormir. Cualquier movimiento brusco que yo hacía, incluso dormida, me golpeaba. Me pagaba puños en el pecho para acostarme”.
Cuenta que en su cara comenzó a presentar una inflamación que, por alguna razón, José María Ortega Niño quiso ayudarle a disminuir. “Él decide ir a la cocina y ahí es cuando veo la oportunidad de pedir ayuda”.
“Cuando me da la espalda yo tomo una chaqueta donde tenía mi cédula y como no podía pasar por la puerta decido irme hacia la ventana para gritar y botar la chaqueta con mi identificación para alertar a alguien. Pero él escuchó y se vino hacia mí. Yo en mi desespero sigo gritando y comienzo a intentar sacar una pierna por la ventana, como para quedar sentada, con una pierna adentro y otra afuera, pero él llega y siento el empujón”, relata María Alejandra.
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Dice que por un momento sintió que se nubló su vista, “tal vez por la adrenalina”, pero que inmediatamente volvió a la realidad y se vio colgando de la ventana sostenida de las manos. “No recuerdo mucho, pero en un momento abro los ojos y lo veo a él (refiriéndose a José María) al frente mío, pero por dentro del apartamento y yo colgando por fuera”.
Finaliza su relato diciendo “cuando vuelvo a abrir los ojos ya estoy recibiendo reanimación por parte de unos bomberos y el piso lo veo lleno de sangre”.
Fueron más de dos meses de recuperación y lucha para que se hiciera efectiva la captura de José María Ortega Niño, a quien Alejandra acusa de causarle todas las lesiones y de arrojarla por la ventana.
Y mientras avanza el proceso en el que los investigadores deberán establecer todos los hechos ocurridos al interior del apartamento del capturado, María Alejandra hace un llamado a no olvidar su caso, a que le brinden protección a ella y a su familia ya que teme represalias; al tiempo que le pide a la justicia no ignorar que este sujeto tiene más de 12 denuncias por maltrato, sobre las que cuestiona ¿por qué las autoridades no habían actuado antes?