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UNP: José Jair Cortés, líder social asesinado en Tumaco, contaba con un chaleco antibalas y un celular

El director de la Unidad Nacional de Protección, Diego Mora, confirmó que José Jair Cortés tan sólo contaba con dichos elementos para cuidar su seguridad.

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Actualizado:
Miércoles, Octubre 18, 2017 - 10:03
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José Jair Cortés / Vía Gobernación de Nariño

Además, Mora dijo que el líder social también había sido reubicado en Tumaco para garantizar una mayor protección en la zona.

“La Unidad Nacional de Protección ya desde hace varios meses se le habían implementado unas medidas de protección que consistían esencialmente en un apoyo económico, un chaleco blindado y un medio de comunicación y estaba reubicado en el área urbana de Tumaco”, explicó Mora.

Asimismo, la hipótesis que se maneja sobre el asesinato de Cortés es que viajó a la zona rural sin avisarles a las autoridades para encontrarse con su familia.

“La información preliminar que tenemos de la zona es de que al perecer la mujer de él se enfermó y él se desplazó a la zona de riesgo, o sea, hacia el consejo comunitario y desafortunadamente no avisó a ninguna de las autoridades, ni a la Policía ni a la UNP para poder haber hecho un acompañamiento”, sostuvo Mora.

El director se la UNP aseguró que la medida idónea para proteger a los lideres en estas zonas del país es reubicarlos y no garantizarles escoltas y vehículos blindados, debido a la complejidad por el conflicto que se presenta entre la Fuerza Pública y bandas criminales.

El secretario de gobierno de Nariño, Edgar Insandara, sostuvo en LA FM que la gobernación de Nariño ya tenía conocimiento de las denuncias hechas por José Jair Cortés, el líder comunitario asesinado en Alto Mira y Frontera, del municipio de Tumaco, según las cuales él y otros habitantes de la zona reciben constantes presiones por parte de grupos armados en la zona.

Insandara alertó que no sólo Tumaco concentra la atención de las autoridades. Según el funcionario, ya se han hecho constantes llamados al Gobierno Nacional, para que atienda la situación que se registra en los municipios de la cordillera como Policarpa, Cumbitara, Rosario y otros que han sido escenarios históricos de las confrontaciones armadas por razones de cultivos ilícitos.

Esto debido a que los procesos de erradicación forzosa y la sustitución voluntaria de cultivos “no caminan al mismo ritmo“, toda vez que la erradicación tiene mayores avances que ocasionan el rezago de las oportunidades para reemplazar los plantíos ilícitos.

La erradicación tiene unas presiones internacionales que dejan atrás a la sustitución, aún entendiendo que ambos procesos tienen tiempos distintos, la constante presencia del Ejército y la Policía para adelantar la eliminación de cultivos, está ocasionando tensión entre los habitantes, quienes no reciben las alternativas para el reemplazo. Ellos están dispuestos a no dejarse erradicar, porque ya han expresado el deseo de acogerse a las oportunidades que ofrece el Gobierno Nacional, pero que llegan lentas a estos municipios y ello podría generar una mayor tensión que la que se vive hoy en Tumaco“.