El General Sandúa le dice adiós a las calles de Bogotá
Esté mítico personaje de la capital ahora estará bajo el cuidado del Distrito.
Aníbal Muñoz Valencia, más conocido como el 'General Sandúa', uno de los personajes más icónicos de Bogotá, tomó la decisión de dejar las calles capitalinas luego de 30 años.
A los 91 años, es considerado como el habitante de calle más antiguo de la ciudad. Es recordado por desfilar con un gorro militar, un bastón decorado de muchos colores y con una larga corbata desajustada.
Lea también: "General Sandúa", uno de los habitantes de calle más viejos de Bogotá
Su figura se hizo popular por aparecer en varias fotos que retratan el centro de la ciudad, así como en murales que adornan las fachadas de algunas edificaciones de la capital.
Pero a pesar de que muchos creían que nunca dejaría las calles, recientemente la Secretaría de Integración Social dio a conocer que sus funcionarios lograron convencer al General Sandúa de dejar las calles y recibir la atención prioritaria del Distrito.
En redes sociales emprezaron a circular las fotos de Muñoz aseado, afeitado y con el cabello corto, llevando en la mano su tradicional bastón y su infaltable gorro.
El famoso "General Sandúa", de 91 años, llevaba más de 30 viviendo en las calles de Bogotá,hoy por fin escuchó el llamado de los #ÁngelesAzules y aceptó su ayuda
— Secretaría Social (@integracionbta) 22 de septiembre de 2018
Está en uno de nuestros centros de atención y lo vamos a consentir para que se amañe #SíSePuede pic.twitter.com/ZDkH1hYQcQ
“Está en uno de nuestros centros de atención y lo vamos a consentir para que se amañe”, mencionó la Secretaría Social en sus redes sociales. La entidad ahora será la encargada de realizar un acompañamiento a la evolución de su estado de salud y además le brindará toda la oferta lúdica para el adulto mayor que tiene el Distrito.
¿Quién es el General Sandúa?
Su nombre es Alirio Muñoz, pero desde que habita las calles capitalinas es conocido como el General Sandúa. Nadie sabe por qué eligió ese seudónimo, pero desde entonces se convirtió en uno de los más recordados en la ciudad.
Este hombre de amplia sonrisa sin dientes llegó a Bogotá desde Medellín con la esperanza de convertirse en un gran cantante. Sin embargo, por azares de la vida terminó trabajando en un restaurante en la localidad de Fonribón que al poco tiempo cerró.
Sin empleo y sin un lugar a dónde ir, terminó en las calles hace 30 años. Desde entonces empezó a adoptar su tradicional vestimenta, que rápidamente lo hizo célebre entre los citadinos.
Era habitual encontrarlo en las cercanías al Museo del Oro, donde solía pararse y dar largos discursos políticos y lecciones de historia para los turistas y estudiantes que se movilizaban por la zona.
Su popularidad fue tal, que se volvió en fuente de inspiración para fotógrafos y artistas de la ciudad, que eligieron su figura para protagonizar muchas de las imágenes más representativas del centro histórico de Bogotá.
A sus 91 años pasaba la noche en un improvisado cambuche en la Avenida Jiménez, pasando hambre y frío. Se declaraba un hombre religioso y un fuerte crítico del consumo del alcohol y drogas.