El día que se suicidó un presidente de Perú y la carta que dejó minutos antes de su muerte

Un día como hoy, 17 de abril a las seis y 27 de la mañana, un funcionario judicial acompañado de la Policía Nacional timbra en la residencia de una ciudad con el objetivo de realizar una diligencia sencilla. 

Lo que debía hacer el funcionario era, únicamente, pedir que se identificara y luego se le dirá que hay una orden de arresto en su contra y que debe ser conducido. 

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No obstante, el procesado, al abrir la puerta, pidió un instante para subir a su despacho y llamar a su abogado, permiso que fue concedido. Sin embargo, instantes después de un silencio algo inusual, se escuchó un disparo desde la habitación, lo que le dio un giro imprevisto a la diligencia. 

La policía ingresó y al encontrar desplomado al procesado, el funcionario reportaba a sus superiores que al parecer el ciudadano Alan Gabriel Ludwig García Pérez, presidente de la República del Perú en dos mandatos no consecutivos (de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011) se había disparado en su cabeza en un aparente intento de suicidio.

Alan García, como era conocido, se etiquetaba como el hombre más investigado entre décadas al ser acusado de recibir sobornos para adjudicar la ejecución del metro de lima y otros contratos. 

Al parecer, según los cálculos, García ya tenía planeado el eventual desenlace. El presidente Alan García, pasadas 10 de la mañana en Lima, consignaba hemorragia cerebral masiva y pronóstico reservado, pero al paso de los minutos llego la noticia de su fallecimiento.

Exactamente fue a las 10 de la mañana con 28 minutos. 

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Al conocer su muerte, hallaron una carta en la mesa de noche en la que expresaba que lo hacía por honor, por no dar gusto a los falsos acusadores y a perseguidores de más de 30 años y que estaba cansado de eso.

Sin embargo, hay quienes insisten en que Alan García logró escapar por el techo de su casa, que el cadáver era el de otra persona y que él hoy está viviendo bajo otra identidad en algún lugar del mundo.