Hombre ignoró fuertes síntomas y su vida dio un giro inesperado: diagnóstico tardío de cáncer
El hombre aseguró que seguía con su vida trabajando pues “necesitaba el dinero, así que seguí adelante”.
Hay muchas personas que empiezan a enfrentar algunas dolencias y aunque al paso del tiempo van incrementado, se quedan en la creencia de que algún día va a pasar y no acude al médico, lo que puede resultar muy mal.
Este fue el caso del británico Liam Griffiths, empezó a experminatr varios dolores pero no quiso consultar a un médico, lo que terminó siendo 'el peor error', pues dio con un diagnóstico tardío de cáncer.
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El joven fue diagnosticado la enfermedad de Crohn, lo que desembocó en un cáncer peritoneal por haber ignorado los síntomas durante meses.
Todo empezó con un hinchazón de estómago, estreñimiento crónico, calambres y náuseas, lo que creyó que pasaría, por lo que no acudió a una ayuda médica de inmediato, pues minimizó sus síntomas.
De este modo, confesó que se “hizo el hombre” al no prestar atención a las señales de su propio cuerpo. “Hice lo que pensé que un hombre debía hacer. Estaba tomando las riendas”, dijo en entrevista con el Daily Mail.
No obstante, el malestar se volvió insoportable, por lo que consultó a un médico y descubrió que estaba en etapa tres de cáncer avanzado.
“No haberme examinado antes es el mayor error que he cometido”, mencionó.
Y agregó: “Descubrieron que mi cáncer estaba avanzado en etapa tres, pero si hubiera ido a ver al médico antes, tal vez podrían haberlo detectado”.
Sin embargo, argumentó que quiso continuar con su vida normal, pues trabajaba por cuenta propia: “necesitaba el dinero, así que seguí adelante”.
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Aunque el médico le informó que no podía darle un período de tiempo específico para que viva plenamente, dijo tener planes que piensa disfrutar al 100%.
“Mi madre quiere hacer un viaje en tren, queremos crear recuerdos juntos antes de que tenga que irme”, agregó.
Es de destacar que antes de este diagnóstico, Griffiths se consideraba a sí mismo como el hombre más saludable, comprometido con el ejercicio diario. Ahora, su salud ha declinado, al punto de que incluso subir las escaleras se ha convertido en un desafío.
“Yo era el hombre más sano del mundo. Entrené todos los días, pero ahora ni siquiera puedo subir las escaleras sin sudar”, concluyó.