Londres y Bruselas alcanzan un "proyecto de acuerdo" sobre el Brexit
La frontera irlandesa resultó ser el mayor obstáculo en las largas y difíciles negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la UE.
Los negociadores de Reino Unido y la Unión Europea alcanzaron un "proyecto de acuerdo" sobre el Brexit que será examinado el miércoles por el gabinete de la primera ministra británica Theresa May en Londres y los embajadores de los 27 en Bruselas.
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A menos de cinco meses de la fecha prevista del Brexit, el 29 de marzo, May llevaba días intentando concluir las negociaciones con Bruselas para que el parlamento británico pueda votar el acuerdo antes de las vacaciones de fin de año.
"El gabinete se reunirá a las 14h00 (locales y GMT) mañana para examinar el proyecto de acuerdo que los equipos de negociadores alcanzaron en Bruselas y decidir los próximos pasos", afirmó el martes un portavoz del gobierno británico.
"Los ministros del gabinete fueron invitados a leer la documentación antes de la reunión", precisó. Varios medios británicos afirmaron que los ministros fueron convocados individualmente el martes por la noche a Downing Street.
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Una fuente europea confirmó a la AFP la existencia de un acuerdo a nivel técnico que debe aún ser ratificado a nivel político por ambas partes.
Según dos fuentes diplomáticas, los embajadores de los otros 27 países miembros de la UE se reunirán el miércoles por la tarde en Bruselas.
- Frontera irlandesa -
La televisión pública irlandesa RTE afirmó, citando a dos fuentes gubernamentales, que se llegó a un entendimiento sobre el principal escollo en la negociación: la frontera entre la República de Irlanda -país miembro de la UE- y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Según la misma fuente, este implica el mantenimiento de todo el Reino Unido en un acuerdo aduanero con la UE "con disposiciones 'más profundas' para Irlanda del Norte".
El ministerio irlandés de Relaciones Exteriores aseguró sin embargo que las negociaciones a este respecto "continúan y no han concluido".
La frontera irlandesa resultó ser el mayor obstáculo en las largas y difíciles negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la UE.
Ambas partes estaban de acuerdo en evitar el restablecimiento de una frontera física en la isla para preservar el acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a 30 años de sangriento conflicto en Irlanda del Norte entre los unionistas, de mayoría protestante, y los republicanos católicos.
Pero divergían sobre cómo hacerlo.
"No hay garantías"
El acuerdo anunciado el martes deberá aún ser oficialmente aprobado por los líderes europeos convocados probablemente para una cumbre extraordinaria a finales de noviembre.
Sin embargo, la batalla no está aún ganada para Theresa May se apresuraron a señalar los analistas de Capital Economics.
"Incluso si se ha alcanzado un acuerdo con la UE, no hay garantías de que sea aceptado por el gabinete ni por el parlamento británico", afirmaron en una nota, asegurando: "No nos sorprendería ver más dimisiones tanto de los conservadores eurófilos como de los euroescépticos".
El viernes, el secretario de Estado de Transportes británico, Jo Johnson, hermano del excanciller Boris Johnson, presentó repentinamente su dimisión asegurando que el acuerdo de Brexit que se estaba ultimando "sería un terrible error" y pidiendo un segundo referéndum.
Con eslóganes como "Detengan el Brexit", "El Brexit es malo" o "Quedémonos juntos", más de medio millón de personas se manifestaron en una ruidosa protesta en Londres a finales de octubre para pedir una segunda consulta popular, esta vez sobre los términos del acuerdo final con Bruselas.
En el referéndum sobre el Brexit, celebrado el 23 de junio de 2016, un 52% de británicos votaron a favor de abandonar la UE. Pero el más reciente sondeo, realizado por el gabinete Survation y publicado el 5 de noviembre por la televisión Channel 4, señalaba que ahora los partidarios de permanecer en Europa son un 54%.
El partido conservador de la primera ministra británica está muy dividido sobre este tema y May dispone de una muy estrecha mayoría absoluta en el parlamento, para la que depende del apoyo de los 10 diputados del partido unionista norirlandés DUP.
Pero el viernes esta pequeña formación ultraconservadora, opuesta a todo trato diferente para Irlanda del Norte, calificó el proyecto de acuerdo que se estaba negociando de "traición completa" y amenazó con no respaldarlo.