Nayib Bukele: ¿Cómo logró poner a las maras en El Salvador contra la pared?
Nayib Bukele realizó una campaña de detenciones masivas con las que ha puesto a 60.000 personas tras las rejas.
Las Maras en El Salvador son pandillas violentas que han conformado un ejército juvenil armado, del cual no se tienen cifras claras y que se financian a través de la extorsión, el secuestro, la venta de armas, drogas y el asesinato por encargo, generando violencia y miedo.
Este grupo ha creado una cultura propia, tienen una forma de hablar, caminar y vestir que los hace fáciles de identificar, incluso tienen un lenguaje de señas propio, pues llevan tatuado todo el cuerpo y muchas veces la cara, con signos y símbolos que tienen un significado de lealtad y amor a la banda.
Las maras, que han azotado a la población del Triángulo Norte centroamericano durante las tres últimas décadas y que convirtieron a El Salvador en la nación con más homicidios per cápita del mundo, han sido desarticuladas en el país por cuenta de una estrategia de Bukele.
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¿Qué ha hecho Bukele en el Salvador?
Nayib Bukele realizó una campaña de detenciones masivas con las que ha puesto a 60.000 personas tras las rejas, un 1% de toda la población salvadoreña.
Siendo así, el país cuenta a día de hoy con la mayor tasa de encarcelamientos del mundo (1.536 por cada 100.000 habitantes, según cifras oficiales) y, al mismo tiempo, ha reducido drásticamente la tasa de asesinatos.
Asimismo, ha recalcado que en 2022, esta se situó en ocho por cada 100.000 habitantes; en 2015, fue de 105, una cifra 13 veces mayor. Los pandilleros que no están detenidos se encuentran ahora mismo en desbandada, incapaces de recibir órdenes de unas estructuras criminales descabezadas y con una presencia menor en barrios que antaño estuvieron bajo el control absoluto de las maras.
¿Desde 1993? 30 años…
— Nayib Bukele (@nayibbukele) March 2, 2023
¿Usted gobernó 30 años?
¿Bogotá? ¿No es usted presidente de Colombia?
Nuestra experiencia:
De más de 100 homicidios por cada 100,000 habitantes, ahora estamos en cifras de un solo dígito.
Y la reducción fue rápida, porque los muertos no se recuperan. https://t.co/6yA490zMUG
Tras una ola de 87 asesinatos en tan solo dos días y renovado una y otra vez durante 10 meses seguidos, se declaró estado de excepción el 27 de marzo de 2022 en la que se elimina el derecho a la defensa jurídica y a ser informado de los motivos de una detención, entre otras libertades y garantías básicas.
Adicionalmente, se otorgó a las fuerzas de seguridad la capacidad de arrestar y presentar cargos a discreción, lo que ha sido aplaudido por los salvadoreños y ha hecho que la popularidad de Bukele se mantenga por encima del 80%, la más alta para un presidente de la región latinoamericana.
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Sin embargo, se han tenido opiniones acerca de que los arrestos arbitrarios son desestimados, al igual que hace el Gobierno, como casos aislados o inexistentes justificando el “algo habrán hecho”, lo que se impone a las súplicas de los familiares, y las advertencias de ONG y medios, lo que se interpreta como argumentos en defensa de los criminales.
Además, muchos advierten que los resultados inmediatos del régimen de excepción esconden la marea de problemas que pueden verse detonados por esta ola sin precedentes de arrestos y represión.
Así se debe construir un penal para todos los zurdos, Nayib Bukele lo hizo con todos los Maras. pic.twitter.com/YzNhhbOOAt
— El Paladín De La Justicia (@Elpaladin7) February 26, 2023
No obstante, Bukele ha sido señalado de haber negociado con las maras, tanto en su etapa como alcalde de la capital (2015-2018) como desde la presidencia.
Según múltiples investigaciones de El Faro se ha revelado que el Ejecutivo salvadoreño ofreció en 2020 múltiples beneficios para los pandilleros encarcelados a cambio de mantener bajos los índices de homicidios en todo el país.
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Por su parte, tanto el presidente como sus partidarios rechazan estos hallazgos, tildándolos de invenciones para desprestigiar su Gobierno.
Aunque el éxito salvadoreño del desmantelamiento de las pandillas es innegable, igual que el hecho de que han venido de la mano de una centralización casi absoluta del poder salvadoreño en manos de Bukele y del sacrificio del Estado de derecho, el resto de dirigentes de la región que afrontan sus propias crisis de crimen organizado y han afirmado que se corre el riesgo de que otros gobernantes de la región se sientan tentados de buscar la misma solución al problema.