Nobel de Paz, incomunicada desde golpe de Estado en Birmania, estaría bien de salud
Más de 500 personas han muerto a manos de las fuerzas de seguridad desde que se produjo el golpe militar.
La depuesta líder birmana, Aung San Suu Kyi, se encuentra bien de salud tras dos meses de arresto domiciliario, informó su equipo de abogados que pudo reunirse por primera vez con ella por videoconferencia.
"El aspecto físico de DASSK (Aung San Suu Kyi) parecía bueno según su apariencia en la pantalla de video", dijeron sus abogados en un comunicado recogido por el medio local The Irrawaddy.
La líder electa, de 75 años, ha estado prácticamente incomunicada desde que el 1 de febrero el Ejército ejecutara un golpe de Estado y la detuviera junto a parte de su Gobierno.
Suu Kyi, que no había podido reunirse con sus abogados hasta hoy, se enfrenta a varios delitos como importar ilegalmente walkie-talkies (aparatos portátiles que transmiten y reciben), amenazar la seguridad nacional y aceptar sobornos.
La premio nobel de la paz se enfrenta desde el 16 de febrero a un oscuro juicio en el que declara por video conferencia sin la presencia de sus abogados en un tribunal de la capital, Naypyidó.
Las acusaciones han sido rechazadas con contundencia por los letrados de Suu Kyi, antigua consejera de Estado y exministra de Exteriores, que en total pasó 15 años bajo arresto domiciliario durante la anterior dictadura militar (1962-2011).
La próxima comparecencia de la líder electa se había fijado para el 1 de abril después de que el tribunal hubiera pospuesto la vistas en dos ocasiones por problemas técnicos.
El proceso contra Suu Kyi y otros miembros del Gobierno electo como el presidente depuesto, Win Myint, se celebra mientras aumenta la escalada de violencia de la junta militar contra los manifestantes que reclaman la vuelta a la democracia.
Más de 500 personas han muerto desde que se produjo el golpe de Estado a manos de las fuerzas de seguridad, la mayoría por disparos, mientras aumenta la condena internacional.
Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015; elecciones que fueron consideradas legítimas por los observadores internacionales.