Papa Francisco: ¿Qué factores derivaron en el ictus que provocó su muerte?
El médico del Vaticano entregó detalles sobre el fallecimiento del papa Francisco mientras estaba en la Casa Santa Marta.

La muerte del Papa Francisco sorprendió incluso a su entorno más cercano. La mañana comenzó como cualquier otra en la Casa Santa Marta, su residencia en el Vaticano, pero en cuestión de minutos el Pontífice comenzó a presentar síntomas neurológicos graves, que alarmaron al personal médico. El acta oficial de defunción, firmada por el doctor Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Vaticano, confirmó que el fallecimiento se debió a un "ictus cerebral, coma y colapso cardiocirculatorio irreversible".
El episodio ocurrió alrededor de las 7 de la mañana, luego de que Francisco se despertara como de costumbre una hora antes. La aparición súbita de un déficit neurológico llevó a los médicos a sospechar inmediatamente de un ictus, una condición médica que, según los expertos, requiere intervención inmediata.
La doctora Francesca Romana Pezzella, neuróloga del hospital San Camillo de Roma y presidenta del plan europeo para el ictus cerebral, explicó que todo apunta a que el Papa sufrió un ictus hemorrágico, es decir, una hemorragia cerebral causada por la ruptura de una arteria. Según Pezzella, este tipo de ictus tiene un altísimo riesgo de mortalidad en la primera hora. “El tejido cerebral sufre un daño y hay que intervenir de inmediato: cuanto más rápido se actúe, mayores son las posibilidades de recuperación”, señaló.
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En el caso de Francisco, los esfuerzos médicos fueron insuficientes. La combinación de su historial clínico y su avanzada edad redujeron notablemente sus posibilidades de supervivencia. El Papa padecía hipertensión arterial, diabetes tipo II, múltiples bronquiectasias y una neumonía bilateral reciente, según detalla el acta de defunción.
Pezzella fue categórica en descartar que los problemas respiratorios previos estén relacionados con el ictus. “No hay conexión directa con la neumonía que lo llevó al hospital Gemelli. Pero sí podemos suponer que un pico hipertensivo fue el detonante del ictus. La hipertensión es la principal causa de este tipo de eventos neurológicos, seguida por la edad, la diabetes y otros factores como la fibrilación auricular”.
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El ictus es una urgencia médica que no da segundas oportunidades. La doctora subrayó que esta patología es “dependiente del tiempo”: cada minuto sin tratamiento incrementa el daño cerebral. Por eso, recomendó que ante los primeros síntomas –dificultad para hablar, parálisis facial o debilidad en las extremidades– no se debe perder tiempo en acudir al hospital por cuenta propia, sino llamar inmediatamente al número de emergencias. “Cada segundo cuenta, y el tratamiento debe comenzar durante el mismo transporte hacia un centro de ictus”, explicó.