Primera ministra de Nueva Zelanda hace historia al llevar su bebé a Asamblea de la ONU
Su pequeña hija con apenas tres meses de nacida estuvo en el salón de la cumbre mundial.
La primera ministra de Nueva Zelanda, quien saltó a la fama internacional por dar a luz mientras estaba en el cargo, llamó la atención el lunes al traer a su hija de tres meses al salón de la Asamblea General de la ONU.
Jacinda Ardern, de 38 años, es la segunda líder mundial en dar a luz en el cargo. La primera fue la fallecida primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, cuando nació su hija en 1990.
La dirigente fue fotografiada besando y haciendo rebotar a su hija Neve en el salón principal de actos junto a su pareja, Clarke Gayford, en una reunión plenaria conocida como la Cumbre por la Paz de Nelson Mandela, en la que también habló.
Gayford, quien es presentador de un programa de pesca y que planea ser el principal cuidador de su hija, tuiteó una imagen de la fotografía de identificación diplomática de la ONU, que la calificó como "el primer bebé de Nueva Zelanda".
"Ojalá pudiera haber captado la mirada de sorpresa de una delegación japonesa dentro de la ONU ayer que entró a una sala de reuniones en medio de un cambio pañales", escribió.
Ardern se convirtió en primera ministra en octubre, tres meses después de tomar el liderazgo de un Partido Laborista que languidecía en las encuestas. Regresó a trabajar el mes pasado después de una licencia por maternidad de seis semanas.
Ella ya había anunciado que viajarían como familia a Naciones Unidas en NuevaYork, donde se dirigirá a la Asamblea General. Más temprano el lunes, habló en el lanzamiento del evento anual "Semana del Clima".
El embarazo, la maternidad y su gobierno de coalición la han convertido en una figura emblemática del feminismo en el contexto del movimiento #MeToo en Estados Unidos, en donde está teniendo una serie de apariciones en los medios.
"¡Debo confesar que en ese momento lo sentí igual!", bromeó en The Today Show, el programa insignia de la mañana en NBC News, cuando le preguntaron qué era más difícil: llevar un bebe de tres meses en un vuelo de 17 horas o gobernar el país.