Atentado a iglesias y sinagogas en Rusia ya deja 20 víctimas
Cinco de los atacantes ya fueron abatidos por las fuerzas policiales. Esto es lo que se sabe.
Un atentado terrorista contra dos iglesias ortodoxas y dos sinagogas dejó el domingo una veintena de muertos en la república musulmana de Daguestán, en el Cáucaso norte ruso, ataque que revive los fantasmas del terrorismo yihadista justo cuando el país está enzarzado en la guerra en Ucrania.
En el ataque murió un sacerdote, el guardia de seguridad de una de las iglesias, dos civiles y, al menos, quince policías que intentaban apresar a los atacantes, cinco de los cuales han sido abatidos, según el Comité de Instrucción de Rusia (CIR).
Hace sólo tres meses un brutal atentado en una sala de conciertos a las afueras de Moscú dejó 145 muertos, en lo que fue el más grave acto terrorista cometido en territorio ruso desde 2004.
Con todo, el Kremlin descartó una repetición de la oleada terrorista que sacudió en su momento el Cáucaso ruso y, por ende, el resto de país.
"Rusia ahora es diferente, la sociedad está absolutamente consolidada y ese tipo de manifestaciones criminales terroristas como la que observamos ayer en Daguestán no cuentan con apoyo en la sociedad", comentó.
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Iglesias y sinagogas, objetivos terroristas
Los ataques se produjeron pocos minutos antes de las seis de la tarde hora local en la histórica localidad daguestaní de Derbent, considerada la ciudad más antigua de Rusia y que se encuentra a orillas del mar Caspio.
Primero, los asaltantes atacaron la Iglesia de la Intercesión, donde murió un sacerdote de 66 años, y después la sinagoga de Kele-Numaz, que fue consumida por el fuego, tras lo que se enzarzaron en tiroteos con la policía.
Al mismo tiempo, los terroristas atacaron la Catedral de la Ascensión en Majachkalá, capital de Daguestán, donde se atrincheraron unas veinte personas, que bloquearon las puertas; y una sinagoga que se encontraba en las inmediaciones.
Además, también atacaron varios puestos policiales, tanto en esas dos ciudades como en la localidad de Sergokal. Las autoridades sanitarias estiman en casi medio centenar los heridos, en su mayoría policías, siete de ellos graves.
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Terroristas vinculados con funcionarios
El CIR confirmó que las fuerzas de seguridad "liquidaron a cinco individuos que perpetraron estos crímenes" y que estos ya han sido identificados.
La prensa, que cita fuentes policiales, informó que dos de los terroristas eran hijos de un funcionario local, Magomed Omárov, jefe del distrito de Sergokal, que se encuentra entre la capital y Derbent.
Al parecer, señalan, el funcionario conocía las ideas radicales de sus hijos, que celebraban las reuniones de su célula yihadista en la mezquita local.
Omárov, que es primo de otro de los atacantes, ya ha sido interrogado y, por de pronto, el partido del Kremlin, Rusia Unida, lo expulsó de sus filas.
Por el momento, nadie ha reivindicado el ataque, aunque los primeros comentarios en la prensa rusa apuntan a la implicación de grupos yihadistas con vínculos en el extranjero.
Una mano negra extranjera
Aunque una turba ya protagonizó incidentes antisemitas cuando asaltó en octubre de 2023 el aeropuerto y rodeó un hotel en Majachkalá en busca de ciudadanos israelíes, en protesta por los bombardeos de la Franja de Gaza, las autoridades apuntan a una mano negra extranjera.
"Considero que lo ocurrido no tiene ninguna razón objetiva, es ajena a nosotros y es una provocación absolutamente cínica. Fue planificada detenidamente desde el exterior por nuestros enemigos, financiada por ellos y encaminada a crear división. Ese es su plan", dijo Valentina Matviyenko, presidenta del Senado ruso.
Parafraseando al presidente, Vladímir Putin, Matviyenko aseguró que el objetivo de los enemigos de Moscú es "dinamitar nuestra sociedad desde dentro" al atacar uno de los principales fundamentos de Rusia, su diversidad étnica y religiosa.
Putin, que se cuida mucho de criticar a las fuerzas de seguridad por su negligencia, utilizó el mismo argumento tanto en octubre de 2023 como en marzo, en el atentado del Crocus City Hall, pese a que Estados Unidos advirtió a Moscú sobre la inminencia de un atentado yihadista.
La policía detuvo entonces a cuatro yihadistas y el Estado Islámico (EI) reivindicó el atentado, pero el Kremlin vio desde el principio una mano negra ucraniana con la complicidad de Occidente, aunque nunca presentó pruebas irrefutables al respecto.
La oposición y las organizaciones de derechos humanos acusan al Kremlin de descuidar la seguridad ciudadana desde que comenzó la campaña militar en Ucrania.