Con alambres y latas de gaseosa, un niño fabrico un telescopio
Basándose en las páginas de un antiguo libro, logró diseñar esta herramienta para ver el espacio.
Niño en Senegal tiene impresionada a la comunidad científica, al aprovechar todo su conocimiento y ganas de ver el espacio exterior, para fabricar un telescopio con alambres y latas de gaseosa. Con estos dos rústicos elementos, el menor logró ver la luna y se ganó el reconocimiento de cientos de personas en el mundo.
La historia comenzó hace muchos años, puesto que su padre trabajaba como guardia y chofer de Abdou Diouf, el expresidente de Senegal. Desde entonces, era alguien curioso por el universo y le gustaba mucho leer y ver documentales, por lo que Diouf, cuando se jubiló, le regaló algunos libros entre los que se encontraba uno llamado ‘Todo el Universo’.
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Treinta años después, su hijo Malick Ndiaye, encontró este libro viejo, el cual le sirvió como inspiración para su futuro proyecto que lo convertiría en un científico amateur, pues con sus propias manos y con elementos caseros logró fabricar un telescopio.
El increíble hecho sucedió en Mbacké, una ciudad en el interior de Senegal. Ndiaye, el pequeño científico comentó al diario El País: “tardé dos semanas en construir el telescopio. Cuando enfoqué al cielo nocturno y vi los detalles de la superficie de la Luna me pareció que podía tocarla con la mano”.
“Un día estaba en la puerta de casa y pasó un hombre que trabajaba en la obra de la carretera, me preguntó si era algo de topografía y le dije que no, que era un telescopio que me había fabricado yo mismo. Entonces me hizo fotos y un video, que subió a Facebook”, explicó Ndiaye la manera en la que se hizo conocido por redes sociales.
De igual manera, no todo fue color de rosa, puesto que, en medio de su inesperada fama, las llamadas empezaron a agobiar a la familia, por el afán de conocer la historia detrás de la fabricación de esta herramienta. Aunque parezca algo normal, la madre asegura que ella no quería que esto se convirtiera en una distracción para el niño, quien tenía como principal objetivo terminar sus estudios en la escuela.
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Sin embargo, una llamada cambio la historia, cuando Maram Kaire, presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía (ASPA), reconoció el increíble trabajo que había realizado el menor, “no dudé en reaccionar porque sé lo difícil que es contemplar las estrellas sin un instrumento adecuado, tener una pasión y no poder desarrollarla”, explicó.
Kaire, quien colabora actualmente con la NASA y en días pasados recibió un reconocimiento al bautizar con su nombre un asteroide que esta entre Marte y Júpiter, decidió ayudar al joven regalándole un telescopio, con la única condición de que fabricara el trípode para sostenerlo.
Actualmente, Ndiaye tiene dos telescopios, el que fabricó artesanalmente y el que le regalaron, teniendo un cariño especial con la herramienta que fue hecha con sus manos, puesto que, esas latas viejas y alambres lo llevaron a conocer el cielo por primera vez.