Gobierno danés, dispuesto a desenterrar visones sacrificados por riesgos de contaminación
Hay temor de que los cadáveres provoquen contaminación por fósforo y nitrógeno en el agua potable.
El gobierno danés afirmó este viernes que estaba dispuesto a desenterrar y quemar los cadáveres de millones de visones que fueron enterrados apresuradamente tras ser sacrificados como parte de la lucha contra la covid-19.
Millones de estos animales fueron sacrificados porque podrían ser la causa de una mutación del nuevo coronavirus, potencialmente problemática para los humanos. Luego fueron enterrados en su mayoría en fosas comunes.
Lea aquí: [Video] Estaba en el bus con su novia, pero se encontró a su esposa y su suegra
"El deseo de deshacerme de los visones y de quemarlos lo tuve desde el primer día que oí hablar del tema", dijo el nuevo ministro de Agricultura, Rasmus Prehn, en la televisión pública TV2, adoptando la postura de la mayoría de los partidos del parlamento.
Los políticos temen que la descomposición de los cuerpos de los animales muertos provoque contaminación por fósforo y nitrógeno y exigen que los cadáveres sean desenterrados y destruidos de otras maneras, por ejemplo quemándolos. Los gases emitidos podrían, por ejemplo, contaminar el agua potable y el agua para bañarse.
A principios de noviembre, Dinamarca anunció que estaba sacrificando sus más de 15 millones de visones debido a una mutación del coronavirus a través de estos mamíferos mustélidos que, según estudios preliminares, podría amenazar la eficacia de la futura vacuna para los seres humanos.
Lea además: La historia de la mujer que tiene casi 500 gatos
Dos semanas después de haber dado la alarma --y en medio de una crisis política vinculada a la falta de fundamentos jurídicos de la decisión de sacrificarlos, que llevó a la dimisión del ministro de Agricultura--, el gobierno llegó a la conclusión de que esta posible amenaza para las vacunas "muy probablemente se había extinguido" al no haberse detectado nuevos casos.
En Holstebro, en el oeste del país, los cadáveres de una fosa común improvisada en un terreno militar resurgieron y pusieron de relieve las condiciones en las que se enterraron los animales sacrificados en zonas de riesgo (ya sea contaminadas o adyacentes a animales contaminados).
También se constató que fueron enterrados a 200 metros de un lago, 100 metros menos de lo recomendado. El ministro de Agricultura advirtió que cualquier decisión final sobre la incineración de los visones solo podía tomarse con la aprobación de la agencia del medio ambiente.